lunes, 3 de octubre de 2016

La vida loca


Al final va a tener razón Jackie Stewart en eso de que a Lewis le sobra un poco de vida loca. Con Ayrton lo teníamos fácil. El brasileño era místico a casi todas horas de día y cuando quería hablar claro: hablaba claro, en la pista o fuera de ella, incluso con Michael Schumacher. 

No es que le esté dando la razón, aunque creo que podemos convenir en que no había dobles sentidos con Senna. El paulista hablaba de experiencia y su gestualidad y su voz, nos llevaban inevitablemente a entender en qué atmósfera debíamos comprender esa palabra, y otras. 

Con Hamilton es diferente, que es a lo que vamos. Su vida fuera del asfalto es tan variopinta y volátil, que cuando pretende ponerse místico suena a Susana Díaz aludiendo a los pechos del PSOE —oh, wait!—, o a Jorge Berrocal de la primera edición de Gran Hermano, con aquello de ¡quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza! Total, que a pesar de que disentí públicamente de lo dicho en su momento por mi adorado escocés, hoy vengo a darle la razón, ya que incluso una vida loca necesita cierto orden, porque en caso contrario, se corre el riesgo de que no te entienda nadie.

Ayer mismo, tras la rotura de propulsor que sufrió Lewis en Malasia, hablando del asunto de sus duras palabras contra Mercedes AMG con tres personas diferentes, me encontré inmerso en tres planos de discusión, también diferentes. Hubo quien entendió la verborrea del dorsal número 44 como una simple rabieta fruto de la fatalidad y la impotencia. Hubo, también, quien la encajó en ese contexto de orfandad que aqueja al de Tewin desde que abandonó McLaren. Y hubo, por último, quien la hilvanó a ese misticismo barato que se gasta el chaval de Anthony.

En este sentido, hace unas horas, tuve en mis manos tres sujetos diferentes para un mismo suceso: la propia frustración de Lewis, su sempiterna inseguridad vital, y por último, esa deidad evanescente y ajena a todo, incluso a la lógica, que quiere o rechaza que el británico haga cosas y se labre un futuro como Dios manda.

Eché en falta que mis interlocutores mencionaran algo de mecánica.

A ver, después de Bélgica, la de Brackley se jactaba en público de haber conseguido para Lewis un montón de munición para lo que quedaba de temporada a cambio de un puñado de puestos de penalización en Spa. La prensa foránea, y la de aquí, hicieron amplio eco del asunto, más que nada, por seguir metiendo el dedo en salva la parte a Nico. El killer, esa figura retórica...

Y a lo peor todo consiste en que Hamilton gestiona la mecánica de sus coches peor que Rosberg. No es nuevo, lo vengo diciendo al menos desde el primer tercio del año 2014. Comprendo que sigamos viendo la Fórmula 1 como si estuviéramos en los 90 del siglo pasado, pero proteger el monoplaza y las gomas es hoy cosita nada baladí.

En fin, dejemos este áspero asunto y pongámonos en lo mejor: el de Tewin aviva las conspiraciones porque sabe de primera mano cómo se las gasta su equipo para controlar a sus pilotos. Pero que lo diga, ¡coño!

Verbalizar una sospecha es sencillo. Decir me estáis jodiendo la vida como se la jodísteis a Nico en 2014 y 2015, lo entendería todo el mundo. Los títulos de los años aludidos perderían un poco de brillo, es verdad, pero ¡demontre! Niki tendría que callar la boca y el discurso resultaría diáfano para entendidos y profanos, y además, en un par de temporadas se habría olvidado el sustrato, como ha ocurrido con los cuatro de Vettel.

Te sitúas en que has superado en títulos a Senna y que te quiten lo bailao. El resto para los moñas. Los de la metafísica, las estadísticas y los números. Tú, puritito espectáculo, dentro y fuera de la pista. Y con dos cogieron. Vale que para eso haga falta tenerlos como balones de baloncesto en vez del tamaño de avellanas, pero es una vez que te pones morado y evitas con ello ponerte ciento colorado mientras sigues a tu vida loca, loca, pero loca loquita del todo. Pero por Dios, sin olvidar nunca que el que no remata no gana.

Os leo.

3 comentarios:

Jordi Vidal dijo...

Qué difícil me resulta admirar y reconocer en lo profesional a alguien cuya persona me resulta tan poco digna. Dignidad para reconocer cuando te equivocas, dignidad para sostener tu palabra, dignidad para reconocer al adversario, dignidad para predicar con el ejemplo, dignidad para ganar, y tantas otras vertientes de dignidad. La actitud de Lewis cuando las cosas se tuercen no va con el gran campeón que es, con ese talento brutal para el volante, con ese poder de convocatoria. Pero tonto no es, y sabe que palo dado ni Dios lo quita, ni Lauda, ni Toto. Y dio el palo. Y luego reculó. Y luego Toto lo disculpó... acaso le tiene miedo ?? Cuando hará Toto de Lauda para pedirle un mínimo de respeto a la mano que le da de comer ?? Y mientras le siga funcionando como en McLaren y como en Mónaco la estrategia será siempre la misma, el lloriqueo. Y algo más, si nos vamos a poner místicos reconozcamos algo en primer lugar, Aquel a quien le llama algo así como " Ser Supremo" le importa un reverendo rábano quién gane el mundial de la F1, apuesto un pata negra.

Anónimo dijo...

La actitud de Lewis es la misma que ha tenido siempre.En el 2007 llego a donde llego por sus lagrimas,por ir siempre mas ligero de combustible,incapaz de mas.Talento tiene como tienen todos,y creo que ya deberia dejar de menospreciar la labor de su compañero,al que su equipo se cargo tras Spa 2014 y que aquel año merecio el mundial.Creo que no puede con Nico,sabe que a la que pueda el rubio estara ahi y eso le lleva a mostrar su version llorona.Precisamente deberia de dar gracias a la FIA y a su propio equipo por haberle dado el mejor coche de la historia de la F1 y haberle parado los pies a un caballero como es Nico.sinceramente quiero que Rosberg sea campeon,porque es un hombre de equipo,tan rapido a una vuelta como Lewis (su cara a cara desde aue compiten esta parejo) y quizas no tan habil en carrera,pero con una capacidad de soportar la presion y mostrar sus cicatrices como un hombre,con la cabeza alta,demostrando que es ante todo es un piloto de carreras pidiendo que le dejaran acabar en AbuDabi,con un coche herido,en lugar de echar mierda a su equipo.Para mi este año por pilotaje, tanti Nico como Ricciardo y Alonso merecerian este mundial.

Anónimo dijo...

Siempre me ha parecido David poco o nada inteligente, las tonterías siguen a la orden del día.



http://www.marca.com/motor/formula1/gp-japon/2016/10/05/57f4e5ba468aeb772b8b4661.html



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