La vettelada

Anda la vettelada pelín revuelta desde que ha dejado de sostenerse el manido asunto de la mala suerte que aquejaba a Sebastian, y no ha tenido mejor ocurrencia que ponerse a echar cuentas para demostrar que Lance Armstrong es el mejor ciclista de todos los tiempos ya que en su momento, atesoró la mayor cantidad de victorias en el Tour de Francia...

Ya sabemos cómo acabó la historia del ciclista norteamericano y convendría por tanto, que algún vettelista tratara de poner algo de orden en esa facción talibán que ha florecido a la sombra de Sebastian Vettel, no sea que dentro de unos años, nadie sepa cómo explicar que cuando un director de cine decida hacer una película sobre estas últimas temporadas, elija posar sus ojos en la rivalidad entre Fernando y Lewis, por ejemplo, ya que el de Heppenheim ofrece poco metraje y demasiado ruido, cosa que dicho sea de paso, llevó a Infiniti a quejarse amargamente el año pasado incluso ante los responsables de Red Bull.

Voy de buena lid pero estoy también bastante cansado, para qué os lo voy a negar. El actual estado de cosas entre los aficionados se ha vuelto excesivamente espeso para mi gusto. Los bandos están perfectamente dibujados en piedra y empieza a dar bastante pereza ponerse siquiera a discutir porque intentar abordar un debate, resulta tan estéril como idiota.

El primer campeonato ganado por el figura se labró sobre un coche manifiestamente ilegal [Secretos] y con el concurso en la última carrera de al menos cuatro protagonistas no contemplados en el guión: Mark Webber tendiendo la trampa, los chicos de Toro Rosso echando una mano y Ferrari haciendo el perfecto imbécil.

El segundo tampoco fue mejor, Pirelli endureciendo las gomas en Barcelona y Williams, que no Ferrari, denunciando la ilegalidad de los mapeados en los escapes sopladores ya en Mónaco, y aunque después de la tregua de Silverstone todo el mundo aceptó pulpo como animal de compañía, lo cierto es que la ventaja que ofrecía el RB6 a sus pilotos era tan grande a mitad de sesión, que nadie en su sano juicio intentó seguir mareando la perdiz. ¡Total, pa'qué!

El tercero fue ramplón de cojones, con Pirelli de nuevo tonteando con los compuestos, tanto que en la última carrera se hizo necesario el concurso de la armada invencible para que Vettel se calzara su tercer entorchado. Los de Toro Rosso dejándose pasar en Interlagos, Schumacher haciendo gestos bonitos a su compatriota e Iker Jiménez tratando todavía de esclarecer lo del comisario que ondeaba la bandera verde entre tanta bandera amarilla que impedía reglamento en mano, que Sebastian sobreviviera a su hazaña.

Y el cuarto... Bueno, Pirelli se encargó solita de servírselo en bandeja a la de Milton Keynes: «Red Bull no puede esperar que creemos un neumático exclusivamente para ellos, creo que han conseguido unir al resto en su contra.» Obviamente, Paul Hembery y su empresa pasaron por el aro a partir de Silverstone por cuestiones de seguridad, y asunto concluido, otra temporada tirada a la basura.

Dicho lo cual, respeto a los vettelistas pero la vettelada no tiene un pase. ¿Que les mola el formato en que se consiguieron los cuatro campeonatos consecutivos de su chaval? Vale, perfecto, lo admito aunque a mí no me guste nada. Pero por favor, lo decía el otro día: hay formas y formas de defender un título y la más absurda de todas, siempre desde mi humilde opinión, pasa primero por negar la realidad y segundo, por intentar enmierdar a Fernando y a Ferrari, su actual escudería.

Nos pedían que hiciésemos autocrítica entre 2010 y 2013, y yo les solicito a ellos que la hagan ahora y nos dejen en paz de una puñetera vez, porque los números, como las personas, también mienten.

Os leo.