Rada

Entre pitos y flautas (hacía mucho que no utilizaba este coletilla para la zambullida), me estaba poniendo en mediados de octubre sin cubrir mi cuota de entradas mensuales y he sentido que había que remediarlo, no fuera a ser que me haga viejo sin notarlo.

Es jueves y mañana da comienzo el G.P. de Corea. Parece que no hay nada en juego después de que Sebastian se haya calzado su segundo campeonato mundial, pero a pesar de que las salmodías siguen erre que erre, el alemán se juega mucho y sus rivales otro tanto, porque en esta apuesta de ganar o caer derrotado en cada carrera, cada prueba cuenta.

Esta noche es una de esas en las que podría ponerme el mundo por montera, escribir sobre F1 hasta las tantas de la madrugada, recuperar lo que llevo perdido de mes en ocho o nueve vueltas rápidas. Me pondría a ello si sintiera que sirve de algo, pero presiento que me va a derrumbar el sueño y no es plan de hacer promesas que un miserable pintor de neumáticos no pueda cumplir.

Me relaja en mis secretas aspiraciones saber que este blog goza de buena salud, que estáis ahí aunque yo parezca un fantasma que sale del armario cuando sus huesos le dejan, que buscáis lo mismo que busco yo, que ahora que la temporada se cierra y no hay miedos sueltos, se empieza a afirmar que los escapes sopladores del Red Bull lo sujetan al suelo fundamentalmente en las curvas trazadas con radio corto; que el alerón delantero flexible debe ser uno y trino para resultar eficiente porque todo el coche depende de él; que Vettel es grande pero el RB7 de Adrian lo eclipsa... ¡Lo sabíamos, no?

Sí, lo sabíamos, pero es complicado explicárselo a los recién llegados. Igual de complicado que describir que la forma de conducir de Sebastian depende en buena medida de la capacidad de retenida en freno motor que presenta el RS27 de Renault, y que esa y no otra es la razón de su manera de entrar en curva; que cuando el fondo plano y el difusor buscan apoyar la sustentación del vehículo en vez de generar excesiva downforce, la lógica lleva a sujetar las ruedas al suelo de manera independiente a base de aditamentos aerodinámicos que ya empiezan a ser analizados, porque los costaleros han dejado de ser aldeanos para convertirse en delicados atletas. Que no ofrece el mismo resultado un compuesto superblando en Hungaroring que en Suzuka, porque vistos en tres dimensiones, con sus bajadas y subidas, los dos circuitos son radicalmente diferentes en su equilibrio horizontal y vertical...

Y sabemos que con los escapes periscópicos apenas cambiará nada el año que viene porque tenemos la vista puesta en el RB5 de 2009, y porque Anxo nos explicó para qué sirve una estela térmica, como sabíamos que el DRS era un atajo idiota que no iba a servir de nada...

Vosotros y yo somos la punta de lanza de una ecuación que busca sentido a la F1 desde perspectivas poco ortodoxas que poco a poco van encajando en la realidad, y en lo que me toca, aún siguiendo sin comprender por qué decidí seguir pasada la entrada 1.000, admito que ni me arrepiento ni me fallan las fuerzas para seguir intentando entender a vuestro lado por qué los gigantes siguen sorteando los océanos.

¡Lo veis. Ya tengo sueño! Cosas de levantarse a las 06:30 para fotografiar una yubarta y su cría.