Secretos

En el pasado GP de Gran Bretaña, Sebastian Vettel rompía su novísimo alerón delantero y la cosa se quedaba en lo anecdótico, porque Webber se veía obligado a ceder el suyo al alemán, etcétera, etcétera… Como digo, ahí quedó la cosa, donde jamás debería haber quedado, ya que el asunto tenía que ver con una de las muchas armas del niño bonito de Newey, exáctamente con el puñetero morro, que a fin y a cuentas era lo que no había aguantado, porque la rotura se produjo en los anclajes de éste al chasis, circunstancia que delataba que el nuevo invento de Newey producía más downforce de la que cabía imaginar.

Bien, como he leído muy poco o nada al respecto, me he animado a desempolvar mi bata de CSI neoyorkino para intentar explicar como hombre de letras qué es lo que ocurre en el demontre apéndice nasal del RB6, porque según mi humilde modo de entender, el asunto tiene poca relación con la supuesta flexibilidad del alerón del coche austriaco, pero mucha con el diseño del conjunto de la nose y la inclinación en orden de marcha del vehículo, vamos, que por muy tonta que se ponga la FIA, los Red Bull van a seguir pasando todas las pruebas habidas y por haber.

Para que nos entendamos me he permitido hacer un breve esquema.

La imagen superior corresponde al diseño de morro en Silverstone, donde se puede apreciar la incorporación de un pliegue que supone una zona de inflexión y la madre del cordero de todo este asunto, ya que permite que ante la presión de los flujos delanteros en la punta del monoplaza, producidos por el avance del vehículo contra el aire, se origine además de la natural bajada de morro (viñeta intermedia), una torsión suplementaria en la punta de la nose que baja el borde de ataque, aumenta la cuerda superior y cambia la alineación del alerón delantero, que ahora se inclina (viñeta de abajo), produciendo más downforce, circunstancia que a su vez permite una sobreactuación de los alerones delanteros llevándolos casi a rozar el suelo.

Llevo diciendo hace tiempo que el jodido de Adrian está jugando con la flexibilidad de todos los componentes de su vehículo, y este nuevo artificio cuya solución planteo hoy es una buena muestra de ello, aunque dejo a los doctos que fueron por ciencias que recojan el testigo y suden la camiseta para explicárnoslo como Dios manda, a pesar de que para mí está meridianamente claro, tanto que el exceso de presión generada en la parte superior del morro bastaría para arrancar el conjunto de sus anclajes al chasis, cosa que ocurrió en Silverstone tal que un 10 de julio de este mismo año, y que al parecer, ya se ha solucionado porque la nariz flexa pero el morro no se suelta.

Os leo.