jueves, 8 de febrero de 2024

Al lugar al que vamos


Iba a titular esta entrada «Me gusta el negro» o «Negro dominante», pero he intuido que se podía equivocar con la conocida canción de Georgie Dann, o malinterpretar a cuenta del reciente fichaje de Ferrari, y he preferido aludir al lugar al que vamos, un espacio virtual donde no harán falta tantos colorines como extraña la gente en los monoplazas presentados.

En ese idílico paisaje veremos las carreras a través de unos artilugios que nos mantendrán interconectados mientras disfrutamos de las pruebas a la vez que de nuestras redes sociales, el canal de Karlos Arguiñano, nuestros gurús preferidos, la parienta y sus cosas, la churri, su marido, el saldo del banco y las operaciones de trading, el correo electrónico y vaya usted a saber qué nueva ocurrencia de consumo, porque publicidad habrá a cascoporro.

Vamos ahí fijo, otra cosa es cuándo, que imagino será cuando pulan la Inteligencia Artificial y el concepto de Plena Conectividad. La verdad es que queda muy guapo en los anuncios pero en la vida real aún le veo algunas pegas; no sé, todavía es posible que te atropelle un camión cuando tecleas al aire en mitad de un paso de cebra contestando a un correo urgente, o te preñen a la perra mientras haces que la paseas con correa, y poca broma con esto, conozco uno al que le pasó mientras usaba el Whatsapp en el Smartphone...

Allí, donde acabaremos viaje, no hará frío ni calor, pero no harán falta libreas al uso porque sobre cada vehículo aparecerá la información necesaria y el resto serán luces de led como en Las Vegas. Todo a mano y todo cada vez tan lejos. Nos pasó con los cascos [El yelmo roto], nos ha ocurrido con los dorsales, y ahora nos está sucediendo con las carrocerías. Supongo que nos acostumbraremos.

En serio, el negro de la fibra de carbono me gusta como motivo estético, y me parece de perlas que se conjugue con los cromatismos de los anunciantes principales, ofreciendo libreas muy personalizadas que no son del gusto de la mayoría. Hay poca publicidad y, en justa correspondencia, hay más espacio para el negro, que al final puede ser la razón última de tanta desazón entre los puros de corazón, que ni así los maten recuerdan los Uop Shadow Racing Cars o los emblemáticos Lotus John Player Special o Elf Team Tyrrell, sencillos de cojones, porque no les da la cabecita para imaginar que donde vamos sobran sus elucubraciones de barra de bar, café y carajillo.

Os leo.

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