jueves, 22 de febrero de 2024

Mejor con gaseosa


A ver, yo insisto y luego hacéis vosotros lo que os dé la gana con mi insistencia y mis argumentos, que aquí nadie se juega nada...

Newey no ha sacado pecho con eso de que todo el mundo le copia, que lo sabía y prefirió no evolucionar el RB19 para dar candela a los enemigos con el RB20. No, ha expuesto de manera bastante sencilla el problema que aqueja a la Fórmula 1 actual. Ha soltado una perogrullada, vamos, pero como la peña está tan embobada con él ha considerado que desvelaba un secreto, que asistía a un milagro al estilo de cuando Brian perdió su sandalia.

Si lo miramos detenidamente resulta muy fácil de ver: Liberty Media aplicó una fórmula para todos con el invent del monoplaza F1 estándar que luego modificaría cada escudería según sus propios intereses —no os riáis todavía—. Sobre el papel quedaba muy bonito en 2018, y más cuando Ross Brawn, Nicholas Tombazis y Chase Carey presentaron el bodrio a la prensa en 2019. Se buscaba a partir de 2021 reducir costos y aumentar la sostenibilidad y tal y tal. Pintaba bien, repito.

Otra cosa es que con un único modelo de partida el asunto de la creatividad queda muy restringido, de manera que la mayoría de soluciones personalizadas que se apliquen tenderá a criterios muy parecidos.


Bueno, gracias a la pandemia, si se puede decir así, se retrasó la aplicación a la temporada 2022, pero ese mismo año, y por aquello de ofrecer estabilidad a los posibles nuevos candidatos a disputar el Mundial, se comenzó a hablar de un profundo cambio de Normativa a partir de 2026...

¡Cojonudo! Si ya éramos pocos acababa de parir la abuela, porque a un modelo de monoplaza unificado y en plena restricción presupuestaria, ahora se sumaba un corto periodo de vigencia del Reglamento recién estrenado (2022 a 2025), lo que abría de par en par la puerta a que la única vía posible fuese adaptar las mejores alternativas de la parrilla... ¿Gana Red Bull?, ¡pues copy & paste a partir de su trasto!

No se puede negar que los equipos han ahorrado un montón de dinero evitándose el marrón de innovar por su cuenta y riesgo, sin tiempo material para sondear adecuadamente la oportunidad de sus ideas, pero tampoco vamos a caer en el error de llamar exitoso a este resultado, para mí ciertamente bochornoso, en el que los coches se parecen unos a otros todavía más que antes. 

Os leo.

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