jueves, 19 de noviembre de 2020

The eye of the beholder

Antes de que nos engulla el Gran Premio de Bahrein me apetece echar el ratito hablando sobre ese hombre al que se sigue viendo poco en las retransmisiones y que, en justa correspondencia, levanta a su paso numerosas interrogantes por su extraño salto a Ferrari, donde sustituirá a Sebastian Vettel a partir de 2021.

La verdad es que hemos avanzado mucho con respecto a 2019, cuando daba la sensación de que la FOM esquivaba al madrileño, pero así y todo parece poco interés el que muestra la realización al respecto de un individuo que suele proporcionar toneladas de espectáculo en pista los domingos, incluso cuando acaba tempranamente contra las protecciones de la salida del pit lane

Dicen que ojos que no ven, corazón que no siente, y el refrán es aplicable aquí porque en términos proporcionales vemos poco a Carlos Sáinz. Este domingo, por ejemplo, salía desde la decimoquinta posición por sanción y el muy canalla terminó quinto y a muy poquito de poder asaltar a quien será su compañero el año próximo, Charles Leclerc. De suyo, perfectamente se podría decir que los que no entienden qué carajo ha visto Maranello en él, son los mismos que creen a pie juntillas que lo que sucede durante una carrera es exactamente lo que vemos por televisión.

Los que están en el paddock o en los muros lo ven bajo otra perspectiva y, obviamente, sacan mejores consecuencias que nosotros. Adelantamientos, consistencia, hambre y esas cosas que nos pasan desapercibidas, como cuando en Monza, mientras el español trataba de dar caza a Pierre Gasly, nos entretenían con panorámicas, cenitales, planos medios y cortos de Lewis Hamilton, quien terminó séptimo en Italia.

No os aburro. Sáinz ha vuelto a hacerlo en Istanbul Park y por lo que se cuenta en los mentideros de La Scuderia, allí están esperándole con los brazos abiertos.

Os leo.

2 comentarios:

Cao Wen Toh dijo...

Aún así se le vió bastante, los locutores ingleses resaltaron varias veces sus 10 posiciones ganadas y la realización le pinchó a él precisamente cuando anunciaba la votación del piloto del día. Puedo decir que disfruté con una carrera comentada con tranquilidad, sin estridencias futboleras y en unas circunstancias muy difíciles. De lo mejor que he visto (y oído) en años.

Anónimo dijo...

Aún así y todo, el aporte de Pedro de la Rosa y Cuquerella continua siendo imprescindible. Sin guías locales, estás procesiones son narcóticas.

Se los va a extrañar cuando ya no estén.