lunes, 16 de noviembre de 2020

¡Ándale, cabrón!

A falta de tres pruebas para que termine el Mundial 2020, Checo Pérez mantiene una ventaja de 41 puntos sobre Lance Stroll habiendo luchado con todo y contra todo, incluso contando las dos carreras en las que tuvo que apearse de su auto por coronavirus.

Bien es verdad que su compañero canadiense falló una por la misma causa, pero, así y todo, el rédito sigue siendo significativo de que a don Lorenzo se le originó un tapón en la oreja cuando Bernie le susurró que debía contratar a Sebastian Vettel, y eligió para despachar del rancho al tío que ha sacado las castañas del fuego de la escudería con sol, tronando, lloviendo o escampando, siempre apretando los dientes. 

Puede pasar de todo de aquí a Abu Dhabi, pero he puesto unas velas a Santa Magdalena, la de Mixhuca, para que me cuide al de Guadalajara, y he rogado a Pedro y Ricardo que velen por él y le mantengan nítida la inteligencia y lo aconsejen en esos momentos que pasan todos los pilotos al volante, en los que la bruma pesa más que la luz al final del túnel. Hace un rato he escuchado por una boca demasiado querida ¡qué bueno es Sergio!, cuando esos mismos labios lo llamaron blandito y sobrevalorado, y a mí insoportable por creer en el mexicano incluso cuando caían chuzos de punta. 

En Istambul Park, Pérez ha tomado venganza por todos aquellos que no comulgamos con el catecismo anglosajón ni sus marcados sesgos xenófobos, que disfrutamos la Fórmula 1 descubriendo cómo abordan los conductores las curvas, cómo carrean en recta, cómo cuidan los neumáticos, dónde se muestran cautos y dónde arriesgan, no por lo grueso de los cheques que llevan detrás. Checo hizo una carrera fantástica en Turquía y sólo maldigo la hora en que las brujas no vinieron a verlo antes para despertar el nahual que habita en él. 

Diría que don Lorenzo se ha equivocado de plano juntando a su hijo con Vettel para 2021, pero, en fin, seguro que Sergio lo saca de dudas a poco que nos acompañen los vientos, y Santa Magdalena, y los Rodríguez, y todos los que arropamos al cabrón de Pérez. ¡Ándale, cabrón!, ¡ándale en Sakhir y remata en Yas Marina...!

Os leo.

2 comentarios:

Interlagos dijo...

Cuando se secó la pista el Mercedes pata negra barrió al Mercedes rosa. Fin de la historia.

Pero qué bueno Checo y que le quiten lo bailao. Me recordó a su también segundo puesto tras Alonso en Malasia. Entonces fue el nano y ahora el sobrao de títulos, pero creo que Checo también se merecía una victoria en la F1. Calidad le sobra.

Lo que me he reído con los comentarios del artículo anterior, sois unos cracks.

Anónimo dijo...

RedBull pasa por su momento más oscuro.

Su estrella holandesa está languideciendo allí, envejece sin que le cumplan la promesa. Un monoplaza para disputar el título.

Si se desencanta de los austríacos y vuela de allí, no hay plan B. No hay otro líder, porque Ricciardo y Carlos fueron espantados. Y pilotos veteranos o latinos, ellos no pillan porque no los pueden encajar en su estrategia de marketing.

Si todo se ajusta a lógica,

1) Mercedes gana su 8vo y lo deja en lo más alto y sin mácula. Invicto.

1) Hamilton disputa el 8vo y lo deja antes de encontrarse en un monoplaza como el de cualquiera. No debe cometer el error de Vettel.

3) El desguace del equipo deportivo anglo-alemán nutrirá a las escuderías que puedan pagar el recurso humano libre.

4) A lo mejor RedBull negocia intercambiar el impulsor de Williams por uno Renault, y Max Verstappen se queda con ellos.

5) A lo peor Stroll padre finalmente asume que su hijo necesita algo más que dinero para hacerse un campeón. Luego de otra pésima temporada en 2021, Vettel también acepta que su suerte se terminó y se marcha para su casa. Terreno despejado para que Max Verstappen desembarque allí si algunas cabezas evolucionan a mejor.