lunes, 23 de noviembre de 2020

Charles calentado en la banda

No sé vosotros, pero yo tengo unas ganas tremendas de que acabe 2020 y la pelota pase a Aston Martin y allí asistamos a un duelo en las alturas entre Lance Stroll y Sebastian Vettel que traslade las quejitas flanderianas sobre la scuderia a territorio británico...

Podéis respirar. Sí, albergo muchas esperanzas de que 2021 sea como nos lo han contado y en la de Silverstone la peña siga mostrando una saludable adoración por Stroll, sin que la sombra de su nuevo compañero la menoscabe o empañe, ni mucho menos, nos impida a todos disfrutar apasionadamente de una buena relación entre pilotos en la que no ponga puntos ni comas el equipo. Por eso y también porque el vettelismo no va a encontrar allí enemigos naturales, o eso dicen, a cuyas espaldas cargar las responsabilidades personales de su héroe. Quiero verlo, sí, quiero verlo; y si me gusta, juro por mis zapatitos de Primera Comunión que lo compro.

Pienso mucho en Checo Pérez y en lo injusta que es la vida. También pienso en que las excusas y razonamientos que se están usando con el alemán durante su etapa terminal en Ferrari, incluso manifestadas en boca o dedos de gente importante, encajarían como un guante de gamuza en aquel 2007, de triste recuerdo, que ha terminado clavado en nuestro corcho de los despropósitos a partir de una frase inocua: «... y he acabado escribiendo un cuento de espías basado en lo que ocurrió». Ahí siguen las palabras de Maese aunque nadie las haya hecho caso, o leído, y ahí sigue 2007 en Woking, enmarcado en un cuento de espías mientras a Sebastian lo ha puteado Maranello por activa y por pasiva, porque de otra forma resulta incomprensible entender el bajón que lleva mostrando el tetracampeón desde que le cambiaron a Kimi por Charles.

Quiero que llegue pronto 2021 aunque, comprendo, el calendario tiene su cosas y sus ritmos. Hice un zaragozano en mis tiempos mozos, para Mensajero. No sé si es el que se usa en la actualidad en esta zona, ya sería casualidad, pero desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre compuse números y maqueté textos que formaban un taco de aquellos, con portadilla incluida...

Estamos todavía a 23 de noviembre, queda por tanto algo más de un mes para que podamos certificar que Vettel milita en Aston Martin y Leclerc sigue en la de Il Cavallino. Y sí, reitero, quiero verlo. Quiero asistir en primera línea de platea a ese milagro de convivencia que se celebrará bajo el pabellón de Aston Martin, pero sobre todo quiero ver cómo sube enteros el denostado y mimado monegasco, cuando tenga que vérselas con Carlos Sáinz. Intuyo el milagro aquí —más por viejo que por diablo, ya me entendéis—, pues doy por fijo que el año que viene daremos a Charles todo lo que le hemos negado desde que aterrizó en La Scuderia.

Definidlo como queráis, pero el futuro rosso promete ser un regalo envuelto en papel estampado y con lazo, y lo espero con ansias.

Os leo.

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