martes, 6 de agosto de 2019

Robin y Batman


Nos está quedando un hobby divino de la muerte y niquelado hasta decir basta. En pleno siglo XXI, con bastantes más años a las espaldas que una centuria de automovilismo deportivo, hay quien sigue exigiendo a Robin que demuestre que puede vencer a Batman.

Robin nunca va a hacer eso si no cuenta con medios y oportunidades, que es lo que suele escasearle a cualquier piloto que haya firmado como número dos. Para el uno queda la mayor cantidad de pasta, los mejores materiales y las estrategias más provechosas, los halagos más grandes y las más cariñosas palmaditas en la espalda, incluso a la hora de las excusas sale ganando el primer piloto...

Es obvio que aquí radica lo bonito de ver a un Leclerc mordiendo el culo a un Vettel, un Bottas subiéndose a la parra de un Hamilton, un Nico Rosberg cepillándose a un tricampeón del mundo, o incluso un Felipe Massa que ni corriendo para sí mismo logró otra cosa que impedir que Ferrari sacara la cabeza del hoyo.

Mark Webber era un grandísimo segundo piloto, por eso quedó fatal la falta de generosidad de Sebastian con aquello de la Multi 21 en Malasya 2013, ya que aplastar al compañero suele ser pan comido para un número uno. Por esto mismo quedó feo de cojones el pollo que montó Lewis Hamilton en Spa-Francorchamps hará dentro de nada cinco años, o la pedrada que dio Toto a Valtteri en Rusia el año pasado, porque Batman nunca recurre a su teléfono rojo para pedir sopitas. Tiene el guión de su parte y las mejores herramientas... con eso le basta.

Os leo.


PD: ahorraros la referencia a Alemania 2010, por fa.

2 comentarios:

Josemi dijo...

Has puesto un ejemplo genial. Y es la (poca) emoción q tenemos muchos años, ver si hay una serie de milagros y Robin quiere y puede vencer a Batman

karatecla dijo...

Jo, jo, jo. Qué cabrón!