lunes, 22 de octubre de 2018

¡Qué puto grande!


Podemos hacer los ejercicios espirituales que queramos pero no podemos ocultar que el Gran Premio de los EE.UU. lo firmó un tipo que ni está sobrevalorado ni es un señor mayor, ni mucho menos, ejerce de segundo en Ferrari porque no da para más.

A los yogurines tal vez les sorprenda —¡qué coño, seguro que les sorprende!—, pero a los que ya llevamos una eternidad en esto y no nos fiamos de los números, lo de Austin nos ha sonado a un profesional que hace lo que tiene que hacer cuando el equipo le apoya, de la misma manera que cuando no luce tanto, hace lo que tiene que hacer sin el apoyo de la escuadra...

Un tío grande como al que estamos dedicando estas líneas, cuando está entonado puede encadenar dos o tres momentos gloriosos y cuando las cosas no van con viento de popa suele recurrir a tirar de oficio. En todo caso hay que valer, incluso para que Lobato te llame ameba o cualquier otra gracia.

A Kimi le sobra oficio y profesionalidad, y produce un poquito de vergüenza ajena tener que recordarlo. No es de ahora, lleva siendo así siempre: en Sauber, en McLaren, en Ferrari, en Lotus y otra vez en la rossa. El finlandés es una de las cabezas más frías de la parrilla y se muestra capaz de adaptarse a cualquier hierro —el F60 de 2009 parecía un bloque recién salido de Altos Hornos de Vizcaya—. Otra cosa es que, como Hamilton o Vettel, tampoco él puede hacer demasiados milagros con su montura.

No las tuve todas conmigo en el COTA, no os lo perdáis. Llegué a pensar que lo descalabraban de nuevo. Pero no, Maurizio se portó, y entendiendo que Vettel no iba a llegar al podio ni harto de grifa, puso toda Ferrari a apoyar a Iceman porque el de Espoo era la garantía de que el de Heppenheim siga vivo en México. Y Kimi respondió como hace siempre, porque lo hace siempre, y con un SF71H que daba para victoria, supo llevarlo al mejor puesto pronosticado.

El rubio es el último querubín que nos queda sobre la pista. Acaricia las curvas como si estuviera pasando la esponja enjabonada sobre la espalda de Minttu. No las acomete, las besa. Y milésima aquí, milésima allá, cuidando el calzado como sólo lo cuida él, se puso que ni Lewis supo ni pudo toserle. Desplegó sus alas y voló bajo, como hacen los gigantes cuando Dios se lo consiente, y en el momento en que cruzó la meta en primera posición grité: ¡qué puto grande! Y resulta curioso, porque a los de Sky Sports también se les notó en la retransmisión una alegría que no les cabía en el cuerpo...

Hay algo en Kimi que lo hace adorable para la mayoría de aficionados. Da la sensación de que todo se la trae al pairo, pero ahí está en cuanto tiene ocasión, sobre el asfalto, como una puñetera mantis religiosa: dispuesta a cazar incluso a dos tetracampeones del mundo.

Y nada más por hoy. Os leo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo es que... No la dejaba pasar. Me despedía a lo grande, grande.

A doscientos metros de la meta, pisaba el freno. A esperar al percherón alemán, a que pase el primero. Ale, figura! Así sí! Cómo ha sido todo el año.

Lo mismo que Ricciardo. De aquí al final, me olvido de girar en cada primera curva. A la grava, a aparcarlo allí. Toma lata energética, giliflautas.

Anónimo dijo...

Nada qué hacer; cada vez me molesta mucho más ver que mi querida Ferrari solamente está compitiendo en el mundial con otras dos escuderías: contra Mercedes y... contra Ferrari! Me hierve un poco la sangre cada vez que veo que Kimmi tiene los huevos y la cabeza que su compañero no puede ni siquiera soñar para él mismo; y saber que la Scuderia apostó por el piloto que no tiene los arrestos para aprovechar la herramienta que tiene en sus manos. Y ya no acepto aquello de "Mira que hizo una remontada increíble." porque sinceramente Vettel no debió haber necesitado remontar NADA!. Con ese auto que tienen, simplemente debía haber machacado al resto. Pero no! En una carrera ellos compiten con otros que también quieren ganar (o al menos eso es lo que uno esperaría), y Ricciardo ni es manco ni es sumiso (o tal vez ya se le olvidó al "tetra" lo que le tocó en 2014...) Competir esperando que todos le abran campo y permitiéndose cada fin de semana hacer un trompo y quedar mirando hacia atrás y viendo cómo lo pasa hasta el carrito del golf es simplemente un absurdo; eso es indefendible porque la culpa ya no es (nunca lo ha sido) de los demás sino de él mismo. Réquiem por un campeonato que debió haber ganado Kimi... si no le hubieran cortado las piernas desde el inicio del campeonato.

Saludos desde Colombia,
Centauro

Dani D. dijo...

No puedo estar más de acuerdo.
Kimi es un profesional un pilotado, aún recuerdo sus polea con el MclMcLa con gasolina para 20 vueltas y los demás con gasolina para 10. Que pena aquellas roturas del Mercedes, si no.... Sería bicampeón del Mundo.

En Sauber va a disfrutar y nos va a hacer disfrutar

José Miguel dijo...

Creo que desde que Rosberg ganó su campeonato en la última carrera no había estado animando tanto a un piloto en un momento concreto y en esta estaba a 17 vueltas jurando en arameo para que no lo pasara ni Vers ni Hamil...

Me he alegrado muchisimo con la victoria de Kimi...

Un saludo,
José Miguel

Fabian Prieto dijo...

¿Ahora sí Sebastian, cómo era? Que corrías contra 19 y no sé qué más... pues tu querido compañero te acaba de salvar el culo, que por tí habrías perdido el campeonato en Austin, compañero...