viernes, 9 de marzo de 2018

Liberty y Desembarco del Rey [19-11-2017]


Quedaba concretar la participación de Fernando Alonso en la Rolex 24 at Daytona 2018 y que el asturiano se iba a calzar todo el campeonato WEC de este mismo año, pero ya se hablaba en noviembre pasado más de su estatus como niño mimado antes que reconocerle como pieza importante en los planes de expansión de Liberty Media. Desde mi espacio «Monkey Seat» en Tercer Equipo trataba de contextualizar lo que en mi humilde opinión estaba sucediendo y aportaba unas pinceladas sobre lo que a buen seguro creo que va a suceder... Lean, lean...


La más que posible participación de Fernando Alonso en la edición 2018 de las 24 Horas de Le Mans —esta misma mañana ha estado realizando una toma de contacto con un TS050 Hybrid #8 de Toyota en el circuito se Sakhir (Bahrein)—, amén de hacer las delicias de los aficionados ha reabierto el debate de por qué la Fórmula 1 se ha mostrado tan cicatera con la presencia en la Resistencia de pilotos F1 en activo, y, obviamente, por qué resulta ahora tan interesante que cuenta incluso con el apoyo explícito de la nueva patrona de la máxima disciplina, la norteamericana Liberty Media.

La cuestión es tan sencilla que daría apenas para un par de párrafos más, así que con vuestro permiso apuntaré inicialmente a las razones que había detrás de la negativa rotunda que mostraba Bernie Ecclestone a este tipo de convivencias (crucial en este asunto), porque haberlas, haylas, y después intentaré enmarcar la posición de Liberty Media.

Bien, hay detrás de todo esto un marco económico que conviene no perder de vista. Por un lado, los pilotos firman contratos de patrocinio exclusivo que impiden de facto que puedan participar en otro tipo de pruebas con patrocinadores diferentes salvo que ambas partes lleguen a un acuerdo, lógicamente. Por otro tenemos que las escuderías aseguran a su pilotos, y por cifras que nos harían palidecer, de forma que resulta comprensible que se muestren reacias a que los conductores se jueguen la piel en aventuras automovilísticas más o menos personales.

Estos últimos también tienen suscritos seguros, pero atañen fundamentalmente a su actividad como pilotos F1. Ampliar su cobertura supondría un esfuerzo económico extra y, seguramente, no sería bien visto por el equipo donde trabaja.

Baste recordar para entenderlo cómo Mark Webber ocultó a Red Bull y a la FIA que debido a un accidente de bicicleta sufrido antes del Gran Premio de Japón, se vio obligado a disputar las últimas cuatro pruebas de 2010 con fuertes dolores en un hombro y abundancia de analgésicos en el cuerpo…
Con estas cosas no se juega en la actualidad. El piloto adquiere una serie de compromisos y por la cuenta que le trae intentará cumplirlos.

Antes no era así, o mejor dicho: el conductor F1 ni cobraba tanto por su participación en la Formula 1 ni era tan mimado como figura indispensable en la mercadotecnia del Circus, de forma que en cuanto encontraba hueco se buscaba las alubias para correr donde le resultaba posible (por fortuna tenemos ejemplos a cascoporro en la Historia del motorsport), y es que esto no ha cambiado: el piloto de carreras lleva en su ADN competir donde le sea posible sin que para ello sea imperativo llamarse Fernando y apellidarse Alonso.

Bernie aprovechó como nadie este tipo de coyuntura. Económicamente era bueno para el negocio que todo estuviera barnizado con el adjetivo de exclusivo en el seno de la Fórmula 1. Los contratos eran más caros, el dinero parecía mucho más importante, y a la postre, todo encajaba a la perfección en aquel mundo que él mismo se encargó de definir como adecuado para septuagenarios que compraban Rolex en vez de para internautas.

Todo esto iba bien hasta 2015. A los terceros pilotos se les permitían este tipo de aventuras —nuestro Marc Gené ejercía de reserva en Ferrari durante su exitosa etapa con Peugeot en Resistencia, y por supuesto, cuando consigue la victoria en las 24 Horas de Le Mans 2009 compartiendo habitáculo con David Brabham y Alexander Wurz—, pero Nico Hülkenberg  era piloto oficial de Force India y aprovechando un resquicio del calendario se planta en La Sarthe a bordo de un Porsche 919 Hybrid y vence…

Como es de sobra conocido, Ecclestone zanjó la historia poniendo el Gran Premio de Europa 2016 (Azerbaiyán) en el mismo fin de semana que la mítica prueba francesa. La exclusividad de la F1 no se la tocaba nadie.

Liberty Media, ya concluyo, tiene otras ideas al respecto. Busca centrar toda la actividad del motorsport que entra en su ámbito alrededor de la Fórmula 1, y es por ello que ve con buenos ojos que los pilotos F1 demuestren lo que valen en territorios hasta ahora vedados.

El empeño mancomunado de McLaren, Honda y Alonso, en las 500 Millas de Indianápolis de este año, con Zack Brown como capitán general de operaciones, ha resultado sumamente provechoso para la norteamericana, y esta dinámica, lejos de menguar va a ir creciendo, porque con ella la Fórmula 1 gana visibilidad y se convierte en el eje de una actividad global que busca convertir el viejo patio de Bernie Ecclestone en la capital de Los Siete Reinos, Desembarco del Rey para más señas.

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se puede considerar que con 87 años un pequeño tirano dictador sea demasiado mayor para dedicarse al cuatrerismo?

Qué tal si, entangado con cierta escudería que desde hace una década no se come un rosco, deciden cruzar el Río Grande con todo el ganado que puedan llevarse?

Sus secuaces de la FIA no lo acompañarían, aún queda mucho daño por inflingir al sheriff Moustache.

Digo yo que sería una gran gesta épica, su última fechoría perfecta.