martes, 28 de octubre de 2014

Made in Spain


La caída de Marussia y Caterham, por fechas, ha venido a ser como un regalo adelantado por el cumpleaños de Bernie Ecclestone (el británico cumple hoy 84 fríos febreros), ya que al viejo jamás le gusto la posibilidad de que cuatro advenedizos de caca pudieran poner sus sucias manos sobre su tesoro.

Estuvo bien al principio, cuando pudo metabolizar la idea de Max (Mosley) para conseguir algo de tiempo, pero a partir de que el deslumbrante Brawn GP hiciera de anzuelo y gusana durante 2009 para atraer pasta al negocio, la historia de los equipos pequeños ha sido un constante no parar en cuanto a encontrar piedras en el camino una vez mostraron que con el Cosworth a las espaldas, lo más que servían era como chicanes móviles o de estorbos vestidos de colorines sobre la pista.

No, no se me ha ido la olla. La escudería de Ross es un año anterior a que se pusiera en marcha la hoy extinta Fórmula 1 Low Cost, pero no me negaréis que fue el primer equipo en dar la talla con cuatro perras, que entre que dijeron que Brawn se había hecho por una libra esterlina con lo que dejaba atrás Honda en Brackley y que la carrocería de los BGP001 estuvo durante la sesión más desamparada que caperucita en el bosque, no es de extrañar que hasta Peter Windsor y Joan Villadelprat soñaran con intentarlo.

Con los problemas que ha sufrido McLaren esta misma temporada con el diseño del proyecto para 2015 a cuenta del retraso de la de Minato en proporcionarles una miserable unidad de potencia, todavía estoy esperando a que alguien me explique adecuadame y sin recurrir al término magia, cómo fue posible entonces que el Brawn GP001 barriera del mapa a sus rivales ajustando como quien dice en quinces días, un chasis realizado alrededor del Honda RA808E de la nipona a un Mercedes FO 108V como el que incorporaban las máquinas de Woking...

Allí hubo mandanga, tema, que diría Enrique Pastor, pero no se puede negar que el asuntillo funcionó de perlas.

Virgin, de patrocinadora de Brawn GP pasó a ser escudería low cost. Lo mismo sucedió con Hispania tras el éxito del Gran Premio de Europa en Valencia, y con la Lotus de Fernandes... Más tarde Hispania era HRT, Lotus sería Caterham y Virgin, Marussia. Y después, caía HRT y Caterham y Marussia comenzaban a pasarlas literalmente putas. Y hoy... hoy no queda nadie para contarlo en el Gran Premio de los USA.

Cinco años de comisiones, de compraventas, de te hago favores y te paso más tarde las facturas. Cinco años, que se dice pronto, en los que el invento ha demostrado que no daba para más porque nadie está dispuesto en 2014 a pagar más de la cuenta por poner una pegatina en un coche perdedor. Se acabaron los sueños y con ellos, también se nos ha ido la low cost.

Y aunque deberíamos haber aprendido algo, aquí, en nuestro bendito país, el debate se circunscribe a discernir entre las brumas si cuando desaparezca Fernando nos quedaremos sin Fórmula 1, mientras tenemos pilotos de sobra como para mover el culo hasta convencer a esos que no saben en qué gastar su tarjeta black, de que se curtan el dinero de todos en cosas más importantes que ligueros y bragas o whisky, apostando por ejemplo, a poner un emblemilla de nada sobre el casco de Dani Juncadella, tercer piloto de otra escudería que anda en el alero económico, que diga sencillamente: «¡yo lo vi primero!»

Aunque en el fondo de todo, lo entiendo. ¿Para qué coño gastar un euro en una actividad que no produce notoriedad en los medios salvo que te apellides Alonso o vayas montado en un Ferrari, o las dos cosas. O ninguna?

Made in Spain. Os leo.

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