Cuando por estas fechas las ciclogénesis explosivas de la
neolengua golpeaban la costa del Cantábrico en 2013, creo que os recordé
que antaño, cuando no resultaban previsibles, se las llamaba galernas y
que hubo en concreto una muy famosa por aquí arriba, en 1912, creo, que
arrojó como saldo un montón de naufragios y muertos en la mar y la
sustitución radical de aquellas popas de culo de pato que distinguían a
los pesqueros de comienzos de siglo pasado, por otras más apropiadas
para capear temporales. En fin, doce meses después seguimos sufriendo
este tipo de inclemencias en el norte y no una o dos por año, sino
varias y además consecutivas, lo que a los más viejos de Gorliz, pueblo
costero nutrido de marineros jubilados, maquinistas jubilados y algún
que otro capitán también jubilado, todo esto les suena raro de cojones…
Será fruto del cambio climático o algo totalmente natural, o del HARP
o la NSA, un suponer, pero como digo, no parece muy normal que sigamos
sufriendo el azote de los vientos y la lluvia como si tal cosa, con la
flota amarrada en puerto porque en el agua, olas de ocho u once metros
se apuestan lo que no tienen a ver cuál de ellas acierta a quebrar todo
lo que se menea, y es que de Lugo a San Juan de Luz la mala baba se ha
desatado contra nosotros en forma de temporal y agua, como si fuese una
plaga bíblica.
En fin, estamos en alerta naranja y hoy estaba previsto que nos
alcanzará otra y el cielo permanece en estos momentos con un color negro
que no augura nada bueno, pero esto va de Fórmula 1 y a ella me remito
por aquello de echar la tarde, porque ayer, aprovechando una de esas
tonterías que tiene en cartera la FIA, que consiste en que los equipos
pueden correr unos metros fuera de lo que se denomina entrenamientos
oficiales, Lotus hacía rodar un remedo de su E22 en un evento celebrado
en Jerez, que aprovechaba Renault para sacar un poco de pecho antes sus
clientes.
Lo de menos en la intención de esta entrada es que la de Enstone haya perdido los primeros test
de pretemporada para tardar unos pocos días más en presentarse en el
mismo escenario a rodar unos metros de película que no importarán a
nadie haciendo unos kilómetros que sí que importan, o que la motorista
gala, después de haber doblado la rodilla ante sus rivales hace una
semana escasa, también en tierras andaluzas, haya aprovechado la
coyuntura de un filmimg day como otro cualquiera, a la hora de
mostrar hasta qué punto ha resuelto sus problemas de unos días pasados
ante Red Bull, Toro Rosso y Caterham, los equipos a los que suministra
unidades de potencia.
Lo importante para mí, en este caso concreto, estriba en lo
cortoplacista y miope que resulta la planificación de la FIA, que
incapaz de resolver una contingencia como la propuesta por algunos
equipos a finales de diciembre pasado, cuando se preveía que Renault no
llegaba a estar lista para Jerez ni de lejos, ha transigido con la
ortodoxia y las reglas cuando otras veces este tipo de cosas se la traen
al pairo, consintiendo en que con lo de la de Enstone de ayer,
escudería que casi rodó sobre el circuito jerezano tanto como Red Bull
hace unas jornadas, no gane absolutamente nadie.
Farándula, postureo, llamadlo como queráis, incluso ciclogénesis
explosiva si os apetece, pero Lotus ha tomado pie en la Fórmula 1 de
este año con siete días de retraso, los mismos que ha necesitado Renault
como proveedora, para demostrar que sabe resolver sus inevitables
contratiempos.
¿Para este viaje hacían falta alforjas? Me temo que no, con un poco
de sentido común habría bastado, aunque sé que es mucho pedir. Pero esto
es Fórmula 1 y si pestañeamos nos la perdemos, como diría Gonzalo
Serrano. Viva en todo caso el espectáculo.
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