Una oportunidad perdida

Como ya ocurriera en Turquía 2010, después de lo sucedido hoy entre Sebastian y Mark, la peor parte se la va a llevar Horner, porque auguro que dentro de unas horas o unos días, menos de una semana en todo caso, herr Doktor Marko habrá vuelto a demostrar quién manda en Milton Keynes, y si no, al tiempo.

Horner me parece un buen tipo en un mal barco. Una de esas gentes que prosperan en malos ambientes sin necesidad de pringarse, lisa y llanamente porque quien hace crecer el negocio y vela por él y se mancha de sangre, rara vez se deja ver si no es para amenazar a alguien. Obviamente, el barco se llama Red Bull, el que hace crecer el negocio de manera responsable responde al nombre de Helmut Marko, y quien corre con los gastos, al de Christian Horner, un individuo hoy bastante disminuido en el cargo que desempeña, porque un patrón que no ejerce sus funciones de manera plena, vale lo que le dura el puesto y siempre será considerado un hombre de paja.

No hay nada malo en serlo, entendámonos, pero consintiendo con el estatus adjudicado, como le ocurre a Horner, lo normal es que los subalternos te tomen por el pito de un sereno y sólo se pongan tiesos si el auténtico jefe ladra.

Alejados los tiempos del pasado por la quilla o la madrugada colgado en la verga del mayor por los pulgares, desterrado el uso del gato de siete colas, un director deportivo que se precie de dirigir una escudería, debe disponer de autoridad, por supuesto, pero si alguien, como Vettel hoy, decide discutirla en pista, por encima de todo tiene que estar dispuesto a imponerla caiga quien caiga, y sin paños tibios, porque en caso contrario estará perdido.

En este orden de cosas, creo sinceramente que Horner ha desperdiciado una oportunidad de oro para demostrar en Malasia quién lleva los galones en Red Bull. Primero, liberándose momentáneamente de la sombra de Marko, y segundo, enseñando a Sebastian que las órdenes se cumplen, por las buenas o por las malas, fundamentalmente para que la próxima vez que el británico dé una, Webber y Vettel respondan como ha hecho Rosberg hoy mismo en Mercedes AMG: acatándola sin pestañear.

Como no se trata de malgastar energías ni durante la prueba ni después de ella (suelen ser siempre muy escasas), ni mucho menos de levantar la voz (a la larga suele ser contraproducente), y puesto que en Sepang la ocasión la pintaban calva, bastaba echar un puñado de cuentas para comprender inmediatamente que después del desacato, lo adecuado habría sido con 17 pruebas todavía por delante, dos o tres vueltas más tarde del incidente, indicar amablemente a Vettel que pasara de nuevo por garajes. Un pinchazo, una goma que produce vibraciones…

Para un auténtico jefe de equipo la excusa es lo de menos, no sé si me seguís, porque doy por seguro que para cuando Sebastian volviera a pista con Romain a la espalda (en mi supuesto, Felipe todavía no le había cazado en su quinto stint) y Nico delante, el alemán, que es un chico listo, habría entendido perfectamente de qué iba la cosa antes de aplicarse en ponerse de nuevo a la cola del RB9 de Mark en las ocho vueltas restantes, cosa por otro lado bastante factible, mientras interioriza que la Multi 21 se cumple, por cojones se cumple en Milton Keynes, como todas las órdenes, entre otras cosas, porque hay alguien llamado Horner, un buen hombre de cara amable, que se respeta tanto y respeta tanto su cargo, que estará siempre dispuesto a que su gente las cumpla, mal que les pese hacerlo.

Os leo.

[Publicado en Diariomotor]