viernes, 8 de marzo de 2013

Australia, mis desiertos y mis viajes


Ya he hecho las maletas para irme a Oceanía… Bueno, no las he hecho, entendedme, es pura retórica, lo primero de todo porque no uso de esos trastos endiablados y prefiero la mochila para desplazarme de incógnito; lo segundo, porque después de lo desastroso que ha resultado febrero, toca defender el pabellón pirata sable en mano y desde el puente, como diría aquél, al menos hasta este próximo sábado; y lo tercero y tal vez más importante, porque las tierras yermas que de verdad me tiran, son blancas y están al norte y no al sur de estos lares, como Melbourne… ¡Por ésas sí que haría maletas!

En fin, lo que quería decir es que ya estamos aquí, de nuevo, como todos los años por estas fechas, frente a frente de una sesión que no ha podido comenzar más tediosa —juro que no recuerdo una pretemporada tan anodina—, pero que aún así y todo, promete hacernos tilín y talán en cuanto los bólidos comiencen a rodar sobre el asfalto de Albert Park, y es que dentro de siete días, quien más y quien menos, yo mismo también, se habrá olvidado de ese desierto abrasador que hemos transitado sin agua desde que 2012 terminara para nosotros en Interlagos.

En principio no hay muchas novedades, y aunque habrá que esperar para certificar tamañas expectativas a que Charlie y sus secuaces no nos saquen un conejo de su chistera cuando ya no exista posibilidad de enmienda, y a que Hembery, el de Pirelli, cumpla escrupulosamente con eso de que no quiere interferir en el desarrollo del campeonato, frase que tantas y tantas veces llena su boca, lo cierto es que 2013 tiene un algo magnético y especial porque es un año puente, o mejor dicho, acueducto, que surge directamente de la entrañas de 2012 para desembocar en un 2014 que a día de hoy está envuelto en numerosas incógnitas.

Esta peculiaridad, la del necesario trasvase de un pasado que todavía sirve a un futuro tremendamente incierto, nos propone una temporada de órdago en la que se hará necesario a las escuderías, definir el territorio en que se mueven antes del verano, porque después, su esfuerzo tiene que concentrarse por bemoles en el desarrollo de las armas que servirán a sus propósitos la sesión que viene, con lo que ello conlleva de caer en posibles y contraproducentes bipolaridades.

Hasta donde he podido indagar, se puede dar por cierto que la mayoría de equipos trabaja en la actualidad en dos proyectos simultáneos con la intención por un lado, de defender el territorio que está ahora mismo sujeto a debate (2013), y por otro, la de asegurar que a nadie le pilla el toro en eso de estrenar nuevo reglamento técnico en 2014, lo que muy bien podría servirnos para explicar el tedio sufrido hasta el momento, aclarándonos de paso la razón por la cual los monoplazas de este año son en apariencia muy poco creativos, resultando a la postre un miserable déjà vu de lo visto el pasado.

Sea como fuere, si hay algo evidente en todo esto, o al menos a mí me lo parece, es que esta temporada que estrenaremos en breve tiene que definirse por KO antes del verano o se puede convertir en un puñetero infierno pasado el G.P. de Hungría, porque queramos o no, a partir de ese preciso instante, además de en el campeonato actual, se estará jugando a la ruleta rusa con el del año que viene y no veo a las escuderías dispuestas a pasar ese trago.

En este sentido y como dije el otro día, veo mejor enfocadas a McLaren, Ferrari y Lotus que a Red Bull, lo que no quita para que os solicite algo de indulgencia ante lo que es una simple intuición que puede venirse abajo en dos domingos, mientras preparo viaje a Melbourne sin intención de moverme de casa.

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