Mis conclusiones [Renault]

El papelón que ha hecho Renault este año no tiene paliativos. Tercero por la cola, ¡con dos cogieron!

Aunque no di ni una en mis previsiones, tras darle muchas vueltas a la cabeza sobre cómo una escudería que contaba con el mejor piloto de la parrilla en sus filas, y para colmo, con un monoplaza hecho casi a su imagen y semejanza, ha terminado la sesión arrastrándose por los circuitos, sólo se me ocurre atribuir tamaño desastre a un presupuesto exiguo.

Que no haya sido la única víctima del desastre originado con la permisividad sobre los dobles difusores no resulta consuelo alguno, aunque justifica que encontrándose con el grueso del gasto hecho a comienzos de pretemporada, poniendo sobre la pista un vehículo que casi trataba de tú a tú a los Brawn GP, careciera de argumentos (el eufemismo creo que cuela y es bastante pertinente) para defenderse una vez la realidad imponía su criterio.

Si bien las ayudas parecían llegar en el momento adecuado (China), un muro excesivamente encorsetado, una visión bastante escasa de perspectivas, y una serie de errores que no admiten el mínimo pase, ponían la guinda a un completo desastre que sólo la habilidad al volante de Fernando Alonso ha evitado que fuese mayor. Así las cosas, la esperanza larvada durante varias carreras jugando contra el destino, se diluía completamente en Spa, amargándonos la cena con un final de temporada que sinceramente opino que no nos merecemos los aficionados que hemos sido fieles al sueño de nuestro asturiano, y que lo habíamos hecho nuestro.

La renovación de Nelson Piquet como segundo piloto, la incorporación de Romain Grosjean (baratos ambos), no han aportado nada a la necesaria desenvoltura del equipo, lo que ha originado que el Nano haya navegado solo, y contra corriente. Si el año se presentaba con algunas posibilidades, Pat Symonds, mi estimado coronel sin correspondencia (única alternativa sin un duro en el bolsillo, no nos engañemos), se ha encargado de nublárnoslo. Si la sesión se mostraba halagüeña, don Carlos Ghosn y su cicatería nos mostraban lo equivocados que estábamos…

Tercera por la cola, ¡con dos cogieron!, decía al principio, y es que hay que tenerlos bien puestos para consentir que tu estandarte en la F1 naufrague con tanto estrépito. No hacía falta ni lo irónico del crashgate; desde junio pasado no había un euro para desarrolar el R-29, mi querido ornitorrinco, porque se había agotado el presupuesto para este año.