Esta es la primera entrada, en meses, que publico según sale del horno y coincide la fecha y hora de publicación con la que marcan los relojes del estudio, incluido el de mi muñeca. Para mí era importante...
Huele a humo de hoguera en el patio y el olor penetra por la ventana abierta. Aquí las sanjuanadas son sagradas, un poco porque sí y otra pizca porque mañana es San Juan y a los chiquillos y no tan chavales se les notan las vacaciones en la cara. Ya tocaba quemar los muebles, papeles, cajas vacías, feos recuerdos, amargos trasiegos y trastos viejos, hacer leña de algún que otro árbol caído, saludar a las brujas del solsticio para que nos dejen recibir a su lado todo lo bueno que quieran traernos el estío y el otoño, y bailar alrededor del fuego como si todo fuera nuevo, que en cierto modo lo es.
Sed felices, cualquier objetivo fuera de esto supone perder el tiempo y no estamos para perder nada. Y quereros mucho, pero mucho mucho, al menos hasta el próximo 23 de junio.
Os leo.
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