lunes, 23 de septiembre de 2019

El noble arte de ir lento


Soy de fácil conformar aunque también un sentimental de tomo y lomo, y el caso es que anoche, mientras las redes sociales bullían tratando de descifrar las razones ocultas que ocasionaron que Ferrari, queriendo hacer una cosa acabase haciendo la contraria, o eso dicen, a mí me rodaban por las mejillas unos lagrimones de mil pares de narices porque en Monterrey (Monterey, California), los integrantes de la parrilla IndyCar trataban de ser los más rápidos durante el Grand Prix at Laguna Seca, apoyados en unas estrategias que, ¡oh, Dios mío!, buscaban lo mismo...

Horas antes —de ahí mis incontenibles sollozos—, el Gran Premio de Singapur nos había devuelto a la cruda realidad proporcionándonos una nueva dosis anormalmente alta de desesperante lentitud, y eso contando con que Pirelli había traído a Marina Bay sus neumáticos más blandos (C3, C4 y C5) y no sonaba Fonsi con su Despacito.

Kevin Magnussen clavaba la vuelta rápida en carrera en el giro 58, a tres del final, mientras en Sky Sports dudaban todavía de si la carrera terminaba naturalmente o por alcanzar el límite de dos horas. Pero a lo que vamos, el danés marcaba un tiempo de 1'42''301, seis segundos más lento que la pole del sábado (1'36''217). Vale, un Haas no es un Ferrari ni con gasolina para un zippo en el depósito, pero es que el mejor crono del poleman, conseguido en la 59, resultaba ocho segundos y medio más rácano, concretamente 1'44''723. Bien, las gomas, seguramente...

Iba a haber titulado esta entrada «Cuando va lento, nadie puede alcanzar a un guepardo» pero, consciente de que muy poca gente habría pillado el chiste, he decidido cambiarlo, y es que tenemos tan interiorizado que en Fórmula 1 sólo se corre de verdad los sábados que buscamos las explicaciones para los domingos en las decisiones de los respectivos muros. A Bottas le pidió el suyo que bajara el ritmo y Leclerc pretendía disponer de toda la potencia que daba su coche. Un sindiós, vamos.

El undercat de Sebastian a Charles era la única manera de hacer doblete pero en realidad había otra: ir con todo, encontrar en pista los segundos necesarios para entrar y salir de garajes en la misma posición, buscar ventaja incluso debajo de las piedras; pena que eso signifique ir rápido y ser más veloz y espabilado que los rivales, y mayor pena aún, que de los innumerables párrafos que sobran de nuestro libro de gramática formulera moderna, haya tenido que ser precisamente éste el que han decidido borrar en las nuevas ediciones, aquellos que juran por su madre que no concilian el sueño con tal de que disfrutemos con cada carrera.

Os leo.

3 comentarios:

Antonio L. dijo...

Son tantos los inconvenientes de ir a saco en F1 (rotura de motor, caja de cambios etc.) que en vez de ser la máxima expresión de la velocidad en el automovilismo deportivo (se supone que en velocidad media en un GP.) son la expresión máxima del conservadurismo deportivo.

Un sin sentido en toda regla.

Un saludo de un Alonsista.

pocascanas dijo...

Estoy de acuerdo que ésa era la estrategia acertada, de hecho Ferrari como equipo cambió un 1-3 por un 1-2, y Verstappen al copiar la estrategia remontó hasta el podio.
Hasta en Mercedes admitieron que no lo hicieron bien.
Y bueno, eso: que los ingenieros siguen siendo los protagonistas...

Saludos desde el Coño Sur

Tadeo dijo...

Solo un apunte, después de estar toda primera parte del GP frenando a Lec, no le avisaron que Vet entraba a cambiar neumáticos.

Tenían el mismo 1-2 entrando primero el que marchaba primero. Si Mercedes le hace una oferta a Lec, se va mañana mismo.

Saludos