sábado, 21 de septiembre de 2019

A Marina Bay llegamos


De Monza venimos y a Marina Bay llegamos, que decía la canción, y sin demasiado ánimo de tocar las avellanitas, sí me apetece recordar que Ferrari ya tiene los deberes hechos en cuanto a Charles Leclerc se refiere y que, con siete carreras por delante, para la rossa tal vez vaya siendo hora de empezar a salvar al soldado Vettel...

He iniciado la mañana escribiendo aquí y después tomando café en el Portalena, y luego, siendo pobre tras mirar en el estanco el boleto de Euromillones, haciendo recados de calado mayor y menor amén de charlando con Fernando y Lourdes, y sólo al rato he enfocado mis afanes a eso tan prosaico de ponerme al día en lo nuestro, que tampoco es que haya dado para mucho salvo para comprobar cómo los gossips ganan terreno en cuanto les dejas espacio, como la mala hierba, y que después del coñazo sobre lo tramposa que nos había vuelto a salir la de Maranello, hay mucho de justicia poética en que la FIA haya multado a Mercedes AMG por haberse pasado tres pueblos enfriando el combustible de sus W10.

No hay buenas conspiraciones que llevarse a la boca y esto resulta un hecho leas esta entrada hoy o lo dejes para mañana o pasado mañana. Ayer pasé la tarde con Ernesto hasta que el microclima de Gorliz originó que yo saliera al rescate de Eileentxu —la perrilla lo pasa fatal con los truenos— y él partiera hacia Zorroza para informarme vía Whatsapp, al llegar, que lo del microclima de los cogieron también es un cuento, porque allí, como aquí, llovía y tronaba como si Cthulhu se hubiese despertado de una mala siesta.

Se nos hizo corto y eso que hablamos poco de Fórmula 1, básicamente porque nuestro deporte cada vez da para menos. 

Eso sí, nos despachamos a gusto sobre esas cosas que siguen sorprendiendo. Interstellar, por ejemplo, una película que goza de cierto predicamento entre los rigurosos aunque pone a los científicos a bajar de un burro. El Profesor Brand no ha resuelto adecuadamente su ecuación, por falta de datos, mayormente, pero engaña y manda a doce tripulaciones, además de la protagonista, a buscar soluciones en el espacio exterior porque piensa que el ser humano es menos importante que la especie. El Doctor Mann, el mejor de su generación según Amelia Brand, falsea la información que remite a la Tierra porque quiere ser rescatado...

Salva la película el amor, ese sentimiento que siempre ha dado para tanto a pesar de ser un intangible, y el sacrificio de un TARS al que se le coge cariño desde que aparece en pantalla... eso y la fábula de que es posible atravesar un agujero negro saliendo roto del lance pero recuperable...

Me estoy distrayendo y no quiero. Nos faltan conspiraciones, buenas, se entiende, y os propongo una para este fin de semana: Leclerc ya está amortizado y toca salvar a Vettel para que 2020 resulte creíble. Quedan siete pruebas hasta que concluya 2019. Hay tiempo para obrar el milagro...

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una broma de gallegos lo primero:

https://twitter.com/saltyliner/status/1159255840580354049?s=20

Es muy mala noticia para Vettel que Ferrari le haya soltado el gas a Leclerc. Yo también leí el fallo en la caja de cambios como una reprimenda por soplarle la vuelta dulce a Seb. Han tomado posición.