miércoles, 11 de septiembre de 2019

Por fin el drama


Bernie era más directo, para qué vamos a decir que no cuando es que sí, pero Liberty Media ha impuesto un método más propio de las moderna economía, más silencioso, en apariencia menos intrusivo pero igualmente efectivo, y como resultado: más coherente con los tiempos que vivimos.

Hemos hablado en otras ocasiones del interés mostrado por la patrona de la Fórmula 1 en acrecentar el espectáculo en base al drama habido en pista y cómo enfatizaba este aspecto ante socios y accionistas Greg Maffei, Presidente y CEO de la corporación norteamericana [El dramón]. 

Lo cierto es que el recurso no es exclusivo de Liberty, Toto Wolff también ha aludido a él aunque en otros términos: «The battle at the top is more exciting than ever before, and things are also very tight in the midfield. The races have not only produced some great wheel-to-wheel action on the track but also some surprise winners: seven of the 12 races so far were not necessarily won by the fastest car. All in all, I would say that the 2018 season has been a marvellous advertisement for the sport» [2018 season a «marvellous advertisement» for F1].

También es verdad que el austriaco ha sonado recientemente como sustituto de Chase Carey en caso de que el irlandés deje su cargo a finales de este año; en este sentido, Toto bien podría estar haciéndose un hueco adoptando el lenguaje de sus mayores, ya que si el drama ha decaído bastante en los últimos tiempos se ha debido básicamente al abusivo dominio de Mercedes AMG, pero con vuestro permiso aparco este hilván para mejor momento.

Jorge (JORS) me recordaba ayer que esta temporada nos está dejando bonitas perlas competivivas a diferencia de las anteriores. El cambio radical ha sido notable a partir del soporífero Gran Premio de Francia y me merece la pena echar el ratito reafirmando que el drama ha vuelto a nuestros lares y eso se nota en los medios y sobre todo en la percepción que tiene la afición al respecto de nuestro deporte. 

Irrupción de Red Bull y Max Verstappen en el Gran Premio de Austria. Golpe maestro de Vettel a las aspiraciones del holandés en Gran Bretaña. Aparición de la lluvia en Alemania sin abuso del Safety Car por parte de Dirección de Carrera. Pelea linda en Hungría con Lewis consiguiendo la victoria en el último suspiro; Charles en Bélgica e Italia...

La verdad es que no nos podemos quejar. Con el intramuros en la rossa como telón de fondo, no resulta complicado olvidar que la de Brackley nos ha vuelto a pasar por encima o que las Pirelli siguen comprometiendo la competición con su rigor a una parada. Cada prueba ha ofrecido algo que retener en la retina y sobre lo que abir un debate, la prensa ha respondido, las redes se han encendido y las carreras no se nos acaban a las seis de la tarde del domingo sino que continúan y siguen como el conejito de Duracell, hasta la siguiente y más allá...

Resulta complejo analizar todo esto como se merece. El negocio es colosal, en su conjunto, pero ese fin de semana que dura una cita del calendario vuelve a ser un espacio sagrado. No parecía difícil dar con la tecla, nos ha costado, pero el drama ha retornado y parece justo acogerlo con los brazos abiertos para que no se vuelva a ir por donde ha venido.

Os leo.

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