martes, 10 de septiembre de 2019

Checo y los peligros modernos


Causó cierta perturbación en la fuerza la renovación de Sergio Pérez por tres años con Racing Point, pero visto cómo está de moñas el paddock y lo complicado que se ha puesto sacar la cabeza en la parrilla, da la sensación de que nuestro protagonista de hoy ha vuelto a mostrar bastante inteligencia a la hora de moverse sobre un terreno que cada vez se parece más a un pantano sembrado de arenas movedizas.

Arriba no hay sitio para un maestro en el trato de las gomas, un tipo fino y rápido que podría ayudar a cualquiera de las escuderías punteras a consolidarse más rápido y firme en la tabla de constructores, pero que, también, podría dañar el estatus de los primeros espadas.

El episodio que estamos viendo en Ferrari nos sirve perfectamente como lección. Por mucho que duela leerlo ya no hay sitio para dos gallitos en el mismo corral, los riesgos son altísimos, ahora prima el resultadismo y es mejor disponer de un elegido y un segundo que le baile al agua.

Quizás lo que no tenemos son jefes como los de antes, porque mucho hablamos de la explosiva relación entre Senna y Prost en Woking, pero mucho antes que ellos tuvimos numerosas evidencias de que los patrones de antaño veían en la competitividad de sus pilotos un añadido a la fuerza de sus equipos. Andretti y Peterson, Pironi y Villeneuve, Reutemann y Jones, Piquet y Mansell... Había que imponerse so pena de que se montara un sindiós, pero entonces no había el miedo de ahora, boss significaba autoridad y, sobre todo: racer...

No me enredo. Checo Pérez no encaja en los cánones actuales. Es lo suficientemente bueno como para suponer un riesgo de incendio y por ello no tiene cabida en determinados proyectos, que sé que nos entendemos. Racing Point no es el mejor lugar del mundo, también es verdad, pero el mexicano cobra bien por su desempeño profesional, sigue haciendo lo que le gusta y cuidará de la escudería mientras Lance Stroll se saca la reválida y alcanza la universidad, que es mucho decir pero también es lo que hay. 

En Italia volvió a hacerlo. Sergio partía décimo octavo y supo llevar su RP19 a la séptima posición final. Se puede decir más alto pero difícilmente más claro, porque entre otras cosas, el de Guadalajara es de los que saben cuidarse en pista.

Os leo.

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