lunes, 2 de septiembre de 2019

Silverstone by Toyota


Comienzo muy discretito de la nueva temporada WEC, pero no por la prueba en sí, más bien porque a falta de lecciones que dar y consejos que vender la disciplina ha vuelto a su cajón de siempre, al menos en lo que respecta a la carrera inaugural del campeonato.

A lo peor resulta que me había puesto el listón muy alto y esperaba que la ausencia de Fernando Alonso sirviese de acicate a los numerosos valientes que nos pusieron las orejas rojas entre mayo de 2018 y junio del corriente, pero el clic manda y a finales de 2019 no compensa el consiguiente esfuercito flanderiano eso de aprovechar el tirón del pasado Mundial para mantener la Resistencia en el candelero y en el mapa...

En fin, las 4 Horas de Silverstone me han sabido a poco. El recorte de duración ayudó bastante a simultanearlas con el Gran Premio de Bélgica de Fórmula 1, es cierto, pero para mi gusto restó espectacularidad —el convencional formato 6 Horas siempre me parece corto, así que imaginaros con 1/3 menos—. En todo caso, a pesar del EoT (Equivalence of Technology) Toyota empezaba esta sesión como terminaba la anterior: dominando el escenario, y quiero matizar aquí que si a una prueba de Resistencia, aunque sea al sprint, le quitas margen para los errores de estrategia y la posibilidad de fallos mecánicos u otro tipo de contratiempos, la conviertes en bastante más facilona.

Sea como fuere, Toyota Gazoo era clara candidata al triunfo en Gran Bretaña y lo demostró desde la misma clasificación. La tripulación del coche dorsal número 7 partía en pole y el 8 con ganas de amargar la fiesta a sus compañeros de escuadra, pena que se lo impidieran la lluvia, algunos errores de estimación, el tráfico, una pequeña avería y la deslucida participación de Brendon Hartley —no es ningún novato pero el neozelandés no llegó a encontrarse cómodo con un TS050 Hybrid liviano de carga aerodinámica y algo nervioso sobre mojado.

Pechito López, Mike Conway y Kamui Kobayashi tuvieron siempre la carrera en su mano. Sébastien Buemi, Kazuki Nakajima y Hartley dieron réplica sobre todo en los periodos de pista seca, y Rebellion tuvo que conformarse con el papel de comparsa aunque imagino que con la intención de seguir forzando el EoT, ya que las características del trazado inglés y la duración de la cita lo postulaban con una mejor chance. Sea como fuere, la densidad de tráfico ayudó al despliegue del espectáculo y a su lucimiento. 

Como de costumbre, los LMP2 se llevaron la palma en este aspecto y la victoria en la categoría fue para el Cool Racing conducido por Alexandre Coigny, Nicolas Lapierre y Antonin Borga, que terminó quinto en la general seguido inmediatamente por el Signatech Alpine de Thomas Laurent, Pierre Ragues y André Negrao. En GTE-Pro, el triunfo fue para Porsche 911 RSR de Lietz y Bruni; y en GTE-AM, para el Ferrari 488 GTE Evo de Perrodo, Collard y Nielsen.

Os leo.

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