martes, 24 de septiembre de 2019

¡Qué desperdicio!


Haas sigue a lo suyo, que ni con la espantada de Rich Energy parece que sus males tengan remedio. Apostar por lo amarrategui tiene consecuencias y la anglo-norteamericana, o como queramos definirla, continúa perseverando en unas líneas generales trazadas con brocha gorda y a ella sí que se le pasa la vida... arrollándola, más bien.

Más allá de sus peculiaridades como escuadra, lo cierto es que uno tiene que buscar debajo de las piedras para encontrar razones que justifiquen tamaña inanidad competitiva, y en no hallándolas, que diría aquel amante de la Fórmula 1 que encontraron Don Quijote y Sancho Panza en alguna de las ventas perdidas de la mano de Dios con las que regó don Miguel las páginas de su novela, todo vuelve a la casilla de salida, como en el Juego de la Oca.

¿Mala gestión deportiva...?

Sí sólo fuese eso estábamos salvados. Aquí hay perfidia, no más. Mala follá en estado puro. Hay que trabajar con mucho ahínco y muy duro para que las cosas salgan tan mal. Lo de Williams tiene incluso explicación: el FW42 ha salido hierro porque todavía sigue pagando aquel exceso de recuperar a Felipe Massa en 2017 para suplir la pérdida de Valtteri Bottas juntándolo con Lance Stroll, pero lo de la de Kannapolis no hay por dónde cogerlo. 

La unidad de potencia Ferrari, incluso sobre un chasis mediocre, debería dar para estar más arriba, y el caso es que el del VF19 es capaz de ofrecer destellos antes de que Kevin y Romain se enreden entre ellos o por separado, o acaben contra las protecciones, o en el caso del francés durante el Gran Premio de Singapur, termine con las aspiraciones de George Russell y luego aguantase porque había que aguantar...

Magnussen hacía la vuelta rápida en carrera aunque no cobrara el punto correspondiente por no haber entrado entre los diez primeros clasificados. El monoplaza parece que tiene posibles, sin duda, pero las estrategias hacen agua y el jefe, don Guenther, sólo está para justificar las chiquilladas de los dos tipos que ha renovado para 2020.

Dios me libre de decirle lo que tiene que hacer a Steiner —Gene aparece lo justito, y lo comprendo y excuso—, pero este viaje a ninguna parte es lo más absurdo que he visto en mi vida. En la época de la F1 Low Cost, al menos la peña se reía. Carabante no porque pretendía simular seriedad en un entorno de chiste, pero Fernandes y Branson se lo tomaron con bastante humor hasta que Bernie decidió (unilateralmente) que la comedia había terminado porque tanta risa le devaluaba el negocio. Eran otros tiempos, si duda, y precisamente por ello suelo preguntarme qué coño hace Haas en nuestro deporte, aparte de lucir palmito y marca —soy consciente de estas gabelas—, porque lo que es competir, no compite ni conjugada con Will Storey ni lejos de su sombra...

En Marina Bay existía una posibilidad de desmarcarse de esa historia que contaban los periodistas, que la había llevado a juntarse con gente poco recomendable que había distorsionado sus objetivos, pero hemos vuelto a las mismas. Con Rich Energy o sin ella, Haas sigue haciendo de Haas: penúltima en la tabla de Marcas y sin atisbo de pretender recuperar el resuello... ni el Norte.

Os leo.

No hay comentarios: