lunes, 12 de agosto de 2019

Los adivinos


Los pronósticos para el año próximo aventuran ya que Max Verstappen será el contendiente natural de Lewis Hamilton cuando todavía nos falta ver en qué queda esta temporada, qué pasa con Valtteri, cómo saldrán el W11, el RB16 y el ¿SF91?, y sobre todo: qué hace Sebastian con su vida. Vamos, ¡cuán cerca me lo fiáis, amigo Sancho!

Vaya por delante que no tengo nada en contra de los que se tiran a la piscina sin saber si hay agua o no —¿qué os voy a contar si casi soy el rey del salto del ángel—, lo que me preocupa es, como decía el otro día, que hay gente que se cree todo [Rozando el cielo], y lo que es peor para mí: en Gorliz abundan los lectores de medios de comunicación cuyas páginas no piso hace años, y temo que se acabe formado a mi alrededor un cordón sanitario de esos, por no tener que escucharme, mayormente.

Así que sin encomendarme a Dios ni al diablo, diré sin que nadie me lo haya preguntado que Max me parece que está todavía bastante verde para suponer una amenaza seria para Hamilton. El británico tiene muchas cosas buenas y un montón de cosas malas, de las que hablo con mayor fruición que de las otras porque alguien tiene que estar dispuesto a meter el dedo en salva sea la parte al apparatchik y, por lo que se ve, soy el único representante que queda de aquellos poetas guerreros de antaño que daban por el saco a todas horas...

En fin, que me distraigo. Cada vez que me refiero al hijo del viento suelo mencionar que dispone de poderes ocultos que aún no ha descubierto, y es por ello que todavía no es un guerrero completo a la manera que contaba el Juan Matús de Carlos Castaneda. Un par de semanas con Joda en cualquier planeta perdido de la mano del Altísimo, o una aquí, en Gorliz, a mi lado, esperando a reconstruirse comiendo proteína vegetal de la buena, de caserío, aderezada con una guarnición de ajos tiernos, guisantes y setas del BM, macerados a fuego lento en sartén con especias, pimienta y media Voll-Damm Märzenbie, con postre de queso de oveja que mantiene a su lactante, pero bueno, el zagal prefirío primero a su padre, don Anthony, a Sara Ojjeh, hija de uno de los patrones, luego a Uri Geller y a Nicole, y aquí cabe poquito que decir, que cada cual toma su camino y no estamos los demás para afear este tipo de trayectos.

Decía que Hamilton no ha descubierto todo su potencial por haber buscado amistades de perfil bajo, y eso que va con el quinto camino del sexto entorchado mundial, pero todo es ponerle delante un tipo como el holandés para que lo descubra.

Aquí radica el problema desde mi inútil forma de ver, porque una cosa es que el hijo de Jos pueda morder los talones de Hamilton cuando éste está enfocado en Bottas y en Vettel, y otra bien distinta barruntar que Verstappen puede suponer un escollo en la vida de Lewis si el británico le ve llegar.

Éste es el riesgo que corre Max: encontrarse con el Lewis auténtico, un fenómeno natural que por haber vivido entre algodones no sabe todavía dónde puede llegar.

 Os leo.

1 comentario:

Josemi dijo...

Como suele decirse, ni tanto ni tan calvo. Bien es verdad que a RB y a Max les ha ido relativamente bien en estas 2 últimas pruebas, pero no es para barruntar q el año que viene van a ser candidatos reales para el titulo. Hemos visto en años anteriores q otras escuderias (sobre todo ferrari) salian algo rebeldes en algunas pruebas y lograban alguna victoria, pero Lewis sigue siendo practicamente candidato unico al titulo.

Mercedes es como una hidra de muchas cabezas. No solo esta la cabeza Hamilton, esta su gran motor, su gran chasis, y ademas sus grandes estrategas, sus grandes mecanicos, su gran fiabilidad.... todo lo hacen de bien a extraordinario, y es muy dificil mejorar eso.