sábado, 23 de febrero de 2019

El pez chico


Liberty Media tiene una bonita patata caliente en las manos. Si al final se concreta el posible «fracaso» de la normativa 2019, la brecha entre equipos fuertes y flacuchos se va a hacer más y más grande, ya que sólo fijándonos en la zona de los bargeboards estrenados este año, resulta sumamente sencillo imaginar que su desarrollo y optimización para cada carrera se va a poner en un pico que no tiene por qué encajar en los planes económicos de todas las escuadras.

Son preciosos. Su complejidad resulta tremendamente atractiva, pero hay que meter muchas horas de trabajo ahí para que funcionen correctamente y den los resultados esperados.

Obviamente tenemos quien ha tirado por no enredarse demasiado con esta parte de los vehículos, pero en sentido estricto ha renunciado a un goloso excedente de fondo plano en sus dimensiones reguladas. Lo bargeboards precisan de apoyo y en algunos casos, no pocos, por cierto, ese apoyo lo dan superficies con sección ahusada que, lógicamente, van a producir diferencias de presión delante/detrás y arriba/abajo, el alma de la aerodinámica.

Después del rejonazo que han metido los equipos a la competición en cuanto a la prolongación en el tiempo de las unidades híbridas, ahora que surgía una pequeña ventana para que las escuderías del pelotón se acercasen a las de cabeza, se ha desperdiciado dando lugar a una franja que goza de recursos y dinero como para aguantar toda la temporada, y a otra que tirará la toalla en cuanto las cosas se le compliquen o el presupuesto anual diga basta, y esta vez el diferencial entre unas y otras puede ser del tamaño del Cañón del Colorado.

Los tiburones del automovilismo no están por la labor de apostar firme por la Fórmula 1. Encuentran igual o mayor visibilidad con menor inversión en otras disciplinas, y se antoja complicado que acaben picando el anzuelo tal y como están las cosas. Y bien, sin suficientes peces gordos más allá de Ferrari, Mercedes AMG y Red Bull, la supervivencia del tinglado pasaba por cuidar de los peces chicos, que está visto que no ha sido así.

Es cierto que hoy te puedes comprar medio vehículo del rival, como está haciendo Haas, pero luego hay que desarrollarlo y adaptarlo, y sin salir de la norteamericana se comprueba fácilmente que éste es precisamente el Talón de Aquiles del sistema. No todo el mundo puede asumirlo, y si ya estaba crudo en 2017 y 2018, en 2019, con el cambio de reglamento, nos ha surgido una estrella aero que puede terminar de tumbar a los pececillos de este cuento.

Os leo.

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