domingo, 7 de octubre de 2018

Teocracia


Por raro que resulte, la Fórmula 1 exige al aficionado un elevado grado de creencia en cuanto a la correcta aplicación del reglamento deportivo se refiere, de forma que cuando el sacerdote dice que hay que creer en lo que sea, se cree y se acaban las discusiones y las tonterías.

Es curioso, pero la figura de Charlie Whiting concita a su alrededor una cantidad de ensotanados de tres al cuarto que lo defienden a troche y moche porque son los que más fe tienen en que hay que tener mucha fe, toneladas de fe, para que las cosas funcionen, no por otra razón. Si Whiting no fuese infalible, un ejemplo, y nosotros no aceptásemos su autoridad moral, otro ejemplo, el deporte sería una birria porque estaría abierto a que cualquier mindundis pudiese hacer preguntas engorrosas que carecerían de explicación llana. 

Si Whiting no fuese quien es, obviamente los ensotanados no serían quienes son y los cimientos de nuestro mundo se podrían venir abajo porque nosotros podríamos dejar de creer en ellos y ¡así no, hija, así no!

Da lo mismo que estemos en 2018, pleno siglo XXI; para más señas: terminando la segunda de sus décadas iniciales. Las teocracias no han funcionado nunca con la plebe poniendo pegas a todo. Charlie es la verdad y en su cuadernito están escritas las líneas maestras de nuestro futuro. Y el tío es benevolente y todo, no nos quejemos, porque en otras épocas —teocráticas, se entiende—, se preguntaba qué cojones tiene Kevin Magnussen para salir de rositas siempre y te cortaban la cabeza después de darte suplicio.

Esta historia la cogen los de la Monty Python y bordan un peliculón, pero es la Fórmula 1, nuestra Fórmula 1, y aceptamos que las cosas son así o Whiting se lleva el balón con que estamos jugando. Y si nos duele que los ensotanados le justifiquen, pues nos jodemos y ponemos dos velas a la Virgen de los Remedios rogando que Kevin acabe su carrera profesional sin haber hecho daño a nadie, y lo más importante de todo: sin haberse lastimado, que el danés es muy capaz.

Ea, no seáis cansinos con el temita del de Haas, que Steiner asegura que el chaval es muy bueno.

Os leo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Muy bueno haciendo qué?

Un saludo
Sr. Polyphenol

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Esa es una gran pregunta, Polyphenol... ya me gustaría saber la respuesta :P

Abrazote ;)

Jose

Anónimo dijo...

En la F1 no existe un reglamento como tal. A mi que no me jodan, a la vista está. Más bien se tratan de unas directrices que Charlie interpreta como le sale de las pelotas en función de ha quien quiere joder (normalmente a los mismos pilotos/equipos) y a quien toca echar una manita (normalmente los mismos equipos/pilotos) Ya ves, este señor que debería haber sido juzgado por homicidio involuntario es el que reparte "justicia" en pista. No veo el día que se vaya de la F1 de la mano con Jean Napoleón Todt.

Jorge dijo...

Recuerdo hace muchos años leer en una entrevista al líder del grupo de Death Metal americano Deicide, Glen Benton, responder a la pregunta cuales son tus hobbies preferidos con una lapidaria y desternillante frase "montar en moto y chocar". Pues bien Kevin, ¿cuales son los tuyos? "Montar en coche y chocar".

Interlagos dijo...

Guaitin es un cáncer para la F1. Su doble rasero según quién ya lo ven hasta los más asépticos.

¿Magnussen tiene que matar a alguien para que lo sancionen?

Y la obsesión que tiene con Fernando es casi pueril. Incluso a Vettel le ha perdonado, pero ha Fernando es un machacar continuo. Realmente un personaje impresentable donde los haya.

pocascanas dijo...

Él vió en la telemetría que sus intenciones eran puras, y entonces no lo sancionó...