miércoles, 17 de octubre de 2018

El mango de la sartén


En Ferrari ya han empezado a hablar del año siguiente, para más señas: 2019, así que no sé si tiene demasiado sentido seguir hablando de una pelea en la que uno de los contendientes parece haber tirado la toalla aunque no lo admita en público.

Toto dice que aún existe riesgo, que sueña feo con el final de la temporada 2007, pero el austriaco debió vivir aquel episodio tomándose un daikiri en la playa, alejado del mundanal ruido, con la realidad muy a desmano, porque lo cierto es que Maranello estuvo en la pomada y este año, desgraciadamente, da la sensación de que ha hecho mutis por el foro con un 20% del calendario por disputar.

Vettel está salvado: ¡la campaña próxima será!; Ferrari también: ¡lo hemos intentado pero no ha sido posible...!

La comodidad es mala a la hora de vender deporte. Ganar fácil no sale rentable aunque a la postre suponga ganar con todas las de la ley, la del más fuerte en este caso. Cinco años con éste. Lo comentábamos el otro día: la superioridad de la maquinaria alemana, o anglo-alemana, como prefiráis, sólo resulta digerible con un buen guión detrás, lo que implica una bonita dosis de artificialidad que personalmente rechazo.

No me gustan este tipo de campeonatos en los que uno de los héroes pierden porque en vez de tirar la jabalina lejos se la terminan clavando en el pie, y no una ni dos veces, sino tres o cuatro, o las que caigan, y el otro héroe triunfa sobre lo divino y humano después de haber estado casi de vacaciones místicas hasta junio, encontrándose, que dicen. Sebastian ha estado mal y Lewis también, no seamos calzonazos en esto.

He escrito muchas veces que no me parecía de recibo que todo un tetracampeón del mundo se tomara la defensa del título con tanta parsimonia, pero mira, al final le ha valido para situarse en la antesala del quinto. Muy justito, escasito diría yo, pero el quinto. Un entorchado que los hagiógrafos ensalzarán en años venideros, eso sí, procurando evitar las siete primeras carreras, la impotencia en Albert Park, el pinchazo de Bottas en Bakú, o el ¡me aburro! en Montecarlo, porque ahí no estaba Hamilton ni se le esperaba.

Y es que si resulta reprochable que Sebastian no haya sabido aprovechar sus momentos más ventajosos o directamente haya decidido tirarlos por el retrete, por coherencia de discurso habría que admitir que el piloto de Tewin ha estado de parranda muy por encima de sus posibilidades, independientemente de que tan poco esfuerzo le esté sirviendo para parecerse en números a Fangio.

¿Gran temporada? Hombre, yo no diría tanto, mucho menos a cuatro pruebas de que concluya.

Os leo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Da las gracias que Hamilton estuviera de vacaciones hasta junio... que si no, Ferrari hubiera dejado el coche 2018 en punto muerto desde Monaco.

Y digo yo... Por qué no dejan de ir a las carreras los equipos que ya están pensando en el año que viene?
Total si no van a hacer nada interesante... casi major que se queden en casa y así no gastan gasolina y no contaminan.

Sería bonito ver cómo en Junio desaparecen 2 o 3 equipos, en Septiembre otros 2 y en la última Carrera... solo Hamilton (total, a bottas le van a decir que frene por si acaso...)

ivano dijo...

Pues fíjate Jose, que yo estoy en que Lewis simplemente cumplía con su papel en el guión. El guión del paripé de la Merche of course, para dar algo de sensación. Qué pena que la categoría reina, teniendo todos los ingredientes, no tenga ningún aliciente.

ivano dijo...

Porque si no doblan a la gente posssss no se sienten satisfechos hombre. Además. El juego que dan todos estos niños malcriados jugando, que no compitiendo, con los mejores bolidos del mundo, que haría el malparido de Charlie.