No sé cómo explicar qué se siente cuando el que fuera director en su día de Grand Prix Internacional y GP Actual te solicita permiso para compartir una entrada que has compuesto para Nürbu. Si luego te deja espacio a su lado en su nuevo proyecto en MotorPoint, charla contigo por teléfono, comparte ideas, sensaciones y pronósticos, y además aguanta tus abundantes retrasos sin torcer jamás el gesto... A lo que vamos, la entrada de hoy no es nueva, pero como estamos dando cuerpo a la Hemeroteca y sería desleal con vosotros hurtaros la existencia de esta aventurilla, poneros conmigo en que era mediados de marzo pasado, en que la afición siempre han dado para escribir mucho, y fundamental: en que empezábamos a colaborar con don Manuel Vega.
Pongamos los puntos sobre las íes: el alonsismo atufa, cansa, aburre a un rebaño de ovejas, no por lo que significa como una de las muchas corrientes de la afición al automovilismo en España, sino porque lleva años siendo la excusa preferida de los que no saben hablar de Fórmula 1 sin referirse al asturiano.
Pongamos los puntos sobre las íes: el alonsismo atufa, cansa, aburre a un rebaño de ovejas, no por lo que significa como una de las muchas corrientes de la afición al automovilismo en España, sino porque lleva años siendo la excusa preferida de los que no saben hablar de Fórmula 1 sin referirse al asturiano.
Mis estudios de comunicación quedan bastante lejos, pero no tanto como para que no me entren ganas de levantarme el kilt frente al gilipuertas de turno cada vez que leo o escucho que la figura de Alonso vende como ninguna, como si los seguidores del Nano necesitasen una dosis diaria de cositas sobre su héroe so pena de sufrir mono por abstinencia y acceso de fiebres, temblequera, convulsiones y babeo descontrolado a través de la comisura de sus labios.
No, objetivamente no existe ninguna obligación de hablar de Alonso, ni bien ni mal.
No, objetivamente no existe ninguna obligación de hablar de Alonso, ni bien ni mal.
El alonsismo vive tranquilo sin necesidad de que se levanten bulos alrededor de la figura del ovetense, se alarme al personal sobre su futuro o se baile una sardana mientras se canturrea «¡éste año tampoco!».
La necesidad, si es que existe, se la han autoimpuesto la prensa y los creadores de contenidos porque saben perfectamente que escribiendo unas pocas líneas sobre nuestro bicampeón del mundo el botín de clicks aumenta exponencialmente. Luego viene cuando la matan, porque imposible de discriminar quién bebe de la información por puro morbo, con intención de usarla para meter el dedo en el ojo al vecino o por vaya usted a saber qué otro propósito incalificable o no, se vende todo como alonsismo y nos vamos a la cama tan tranquilos.
Os comentaba no hace mucho que el interés por la Fórmula 1 en Holanda se ha disparado a partir de la aparición en el paddock de Max Verstappen y, de vez en cuando, hablamos aquí mismo de lo mucho que están haciendo la prensa y los medios británicos para que olvidemos rápido que a Lewis lo batió en pista, durante 2016, un tal Nico Rosberg. A mí todo esto me parece natural. Todo el mundo barre para su casa, y repito: es lo normal.
Otra cosa es la estigmatización que está sufriendo el término alonsismo en nuestro bendito país, hasta el punto de que a veces parece que todos tenemos un alonsista a la vuelta del portal que nos persigue por la calle susurrándonos constantemente que Alonso es el mejor piloto del mundo y que no caben discusiones...
Mi madre es de Hamilton, si se puede decir así. Mi propio hijo no es de ningún piloto porque le gusta más la parte técnica de la F1. Perdi, Manolo, Xavi, Iker, Pablo, gente con la que hablo diariamente de este deporte mientras tomo café, son seguidores de Lewis, de Kimi o de Sebastian... Es mentira que el alonsismo sea tan nocivo que obliga a los buenos periodistas a abusar de él con el fin de asegurarse las alubias.
Cuando alguien me dice que tal o cual año se apenó viendo cómo Montmeló se vaciaba cuando abandonó Alonso, le recuerdo que esas gradas ya estaban vacías antes y que si hay que apenarse de algo, es de que la prensa y los medios todavía no se hayan coscado de que España tiene una de las aficiones al motor más sólidas del viejo continente, y que gracias al jodido alonsismo, hay ahora más seguidores de otros pilotos y de otras escuderías diferentes a aquellas donde milita nuestro compatriota, que los que había hace una década.
Pienso que es cuestión de currárselo un poco y de comprobar sobre el terreno, que si vertemos idéntica cantidad de mierda y de incógnitas sobre Hamilton o Vettel que las que le están cayendo encima a Fernando, a lo peor descubrimos que España, lejos de ser eminentemente alonsista, nos resulta profundamente hamiltonista o vetteliana...
3 comentarios:
Bueno: Los fanatismos (no solo los alonsismos) son exactamente así. Puedes ser fanático de los merengues del Real, del Barça, o de quien quieras, pero al final del día lo que cuenta es cómo tratas a a "tu" equipo.
Digamos que tu equipo ha perdido 5-0. Están los fanáticos que reconocen que se jugó mal (a su pesar), y los subjetivos que comienzan con "el árbitro cobró un offside que no era". Todos los equipos (los buenos, los malos, y los demás) tienen sus días. Cualquier color que vistas, si eres capaz de analizar el partido, verás si han jugado bien o mal. En cuanto tu fanatismo te venda los ojos... dedícate a otra cosa.
Tema difícil en estos días, pero a mí a veces, me ha dado por pensar en Alonso, y en el anti-alonsismo. Quizá si no fuera asturiano, si fuese de otra región, si no llevase una bandera de España en su casco, si no fuese abiertamente madridista... Estoy seguro que sería visto de otra forma por muchos.
Al fin y al cabo, las "infraestructuras" del Motorsport español, desde la prensa especializada a los preparadores más afamados del momento, están, en su mayoría, asentadas en Catalunya. Seguramente sea casualidad, pero sin contar los casos excepcionales como los Sainz o Alonso, y sin entrar a valorar el palmarés de cada uno, ¿cuantos no catalanes han llegado a la cúspide del automovilismo a lo largo de la historia?. El ejemplo es también aplicable a las motos. La prensa británica tiene a Lewis como uno de los suyos, sin discusión, como la alemana con Vettel, o con Rosberg. No digo nada de la prensa italiana con Valentino... Aquí algunos parece que optan por la objetividad e imparcialidad...
La prensa deportiva catalana, capitalizó los éxitos de la selección española de futbol desde la óptica que eran, en su mayoría, jugadores con ADN Barça, lo que se reflejaba en su juego, y en los triunfos en Eurocopas y Mundial.
Por favor, no toméis el comentario desde un punto de vista político, no es mi intención, sino desde un punto de vista sociológico. El problema, a mi parecer, es que Alonso no ha sabido ganarse el corazón de esos aficionados, y sobre todo, esa prensa que no lo han sentido como una cosa suya, sino de otros. Eran tiempos más distendidos, pero Carlos Sainz Sr. dejó el RACE para correr bajo el paraguas del RACC. No recuerdo haber oído hablar del Sainzismo, y ya sabemos lo que vino tras su retiro.
Salu2!
Desde el minuto 1 en que Fernando Alonso empieza a tener un nombre en la F1 ha tenido seguidores y detractores. En Asturias deben andar al 50% de los que se decantan. Los de Gijón que si es de Oviedo, los kimistas (temporadas McLaren) y los ferraristas de la época, por razones más obvias dentro de los cánones de lo que representa seguir a un determinado equipo. Cuando empieza a ganar y su popularidad alcanza máximos de repente, que si no me cae bien (tenía fama de arisco al principio con la prensa, con los aficionados y curiosos en la calle, quizás debido a su timidez "de masas" de entonces), que si mira lo que dicen que dijo o hizo... Fernando ha "corregido" mucho su comportamiento, ha entendido y asimilado perfectamente lo que es la fama y lo que supone hoy en día hasta convertirse en todo un profesional cercano cuando toca, lo ha canalizado a la perfeccion a través de las redes sociales. Ha madurado estupendamente. El fenómeno de los fanáticos pros y antis ya es otro cantar que llevaría muuuucho espacio para comentar.
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