sábado, 14 de octubre de 2017

El río que nos lleva


Por azares de la vida llevamos varios años sin poder disfrutar de James Allison en estado puro. 

El hombre que puso sal y pimienta a la Lotus terminal de Gerard Lopez, pasó a Ferrari a finales de 2013, pero su trabajo en la rossa quedó a medio hacer por el fallecimiento de su esposa a comienzos de 2016 y el desencuentro posterior con Sergio Marchionne... 

Allison forma parte de Mercedes AMG en la actualidad, y lo traigo este mediodía aquí porque en unas recientes declaraciones a MotorSport [El próximo coche de Mercedes debe tener un «temperamento más dulce»], el de Louth ha venido a recalcar lo que llevamos diciendo desde pretemporada: el W08 de esta temporada es un gran coche, pero no una bestia matadora como sus hermanos mayores.

Dejando de lado la frialdad de los números, el éxito de cacharro actual de Brackley se debe a un conjunto de circunstancias, como apunta el ingeniero británico.

Por un lado se ha mostrado sobresaliente en determinados circuitos, por otro, en los que no iba tan bien no ha dejado de ser la segunda máquina de la parrilla. Obviamente, la gestión de ventajas y desventajas se ha convertido en el eje fundamental de su actividad en pista, y como hemos hecho en otras ocasiones, aquí hay que dar un 9 a la escudería de las tres puntas, pues ha sabido barrer para casa incluso en los peores momentos.

El inicio de la campaña estuvo marcado por una deficiente comprensión de las gomas y una inestabilidad palmaria —seguramente debida a la salida de Nico Rosberg y a la tardía integración de Valtteri Bottas—, y también por un escaso compromiso de Lewis Hamilton, no lo olvidemos, pero a partir de primavera, una vez se paliaron los problemas de juventud con las novedades implementadas en Barcelona, el W08 ha sabido evolucionar en la dirección correcta, pasito a pasito, lo que daba confianza al equipo y a los conductores, definiendo, al final, que hayamos llegado a la antesala del Gran Premio de los USA con el Mundial de Marcas en el bolsillo de la anglo-germana, y con Hamilton como principal candidato al título de Pilotos.

Si me gusta leer lo que dicen tipos como Allison al respecto de su trabajo, es porque ofrecen una perspectiva mucho más sosegada de lo que sucede en la Fórmula 1. Localización y análisis de los problemas, búsqueda de soluciones, descarte de los errores y afianzado de los aciertos, y vuelta a empezar... Un no parar de los de toda la vida.

Para 2018, James Allison nos advierte que Brackley busca un W09 más dócil y más fácil de instrumentar, lo que viniendo de él supone un claro aviso a navegantes. No es Newey, desde luego, pero ojito cuidao con un Mercedes AMG que sepa explotar la normativa 2017 mejor que lo ha hecho el W08.

Os leo.

1 comentario:

enrique dijo...

Josete, habría alguna posibilidad, reglamentariamente hablando, de hacer los coches más nerviosos? Ver a los pilotos pelearse con el volante.