Como os prometía ayer [Lecciones de lobotomía], rescato esta entrada escrita para PlanetaDeporte en marzo de 2016, por ver si nos ayuda a contextualizar adecuadamente las palabras de Bernie en La Repubblica. No es un asunto que no hayamos tocado en Nürbu, pero hoy más que nunca hay que aceptar que Ecclestone sólo hay uno porque jugaba con cartas marcadas incluso contra los fabricantes, equipos y pilotos, aunque siempre a favor de los intereses del negocio, es verdad, el suyo y el de todos.
No creo ser sospechoso de mostrarme cercano al patrón de la F1, que podría ser. Bernie Ecclestone me cae más mal que bien y no lo he ocultado jamás.
Un tipo que cree en la más estricta ley del mercado pero apoya los pies de su negocio en la contribución desinteresada del erario público para llevársela cruda a paraísos fiscales, siempre me causará rechazo. Si a ello sumamos su confesada fobia a los valores democráticos, su apuesta firme por las dictaduras y su tendencia a repartir sobres, comisiones, u ofrecer gabelas a diestro y siniestro con tal de lograr su propósito, comprenderéis que no haya manera.
No discuto su forma de proceder, ojo. Cada cual está legitimado para conseguir sus objetivos de la mejor (o peor) manera que crea conveniente. Lo que me toca las narices de Ecclestone es que estando rodeado de pesebreros que le deben la vida de una u otra forma, toma al universo entero por idiota. Lo que no es óbice ni cortapisa para que en días como hoy, alabe su capacidad para sortear temporales.
Me lo contaron el año pasado después del Gran Premio de Mónaco —otro día echamos el rato sobre esa figura del confidente o amigo, que a algunos les da para tanto y a mí para tan poco—: Bernie venía de salir casi ileso del caso Gribkowsky y se encontró con un deporte hecho unos zorros. Su cometido es vender la Fórmula 1 y lo cierto es que estaba resultando infumable con el dominio de Mercedes AMG, así que tomó cartas en el asunto…
Una de sus primeras iniciativas se concretó a finales de 2014, me dijeron, cuando apoyó a Lopez en el abandono de Renault por parte de Lotus y la posterior firma de ésta por Stuttgart.
No supe verlo o no le di la importancia que merecía. Que una escudería cambie de suministrador entra dentro de lo normal en la parrilla. Renault iba rematadamente mal y el salto dado por Enstone era totalmente lógico y comprensible. Mejorar a toda costa es una axioma en el paddock; no había por qué dudar.
Pero en septiembre pasado, cuando me filtraron que en Milton Keynes ya estaban jugando desde agosto o bien con los planos, o bien con un modelo físico de la unidad propulsora alemana, y poco más tarde conocimos que el interés de Renault por Lotus iba más allá del farol y que Manor firmaba por Mercedes-Benz, no pude por menos que quitarme el sombrero, porque el mandamás del deporte había sido protagonista principal en al menos los dos últimos casos.
Dieter Zetsche (Daimler/Mercedes-Benz) puede guardar todas las cartas que quiera, incluso puede ponerse testarudo en eso de compartir información, pero Ecclestone sabe como nadie romper murallas de este tipo, hay que reconocérselo. Y nadie mejor para servir de vehículo a sus fines que las propias escuderías.
Lotus, por ejemplo, se había manejado con motores galos desde su creación, pero durante 2015 ha experimentado con la plataformas alemanas, y esa información está ahora en manos de Renault. Manor, otro ejemplo. Viniendo de utilizar los propulsores italianos (habituales en Marussia), acaba de estrenarse en la comprensión de la unidades de potencia de Stuttgart.
Toro Rosso, el último ejemplo que os pongo: motorización Renault en 2014 y 2015, pero ahora son by Ferrari, aunque como el equipo de Faenza forma parte del entramado Red Bull, la información cosechada con la nueva experiencia puede llegar con facilidad a Renault, suministrador de los Tag Heuer que propulsan los coches azul mate de Milton Keynes…
Zetsche no quería compartir la ventaja que sale de su fábricas, pero Bernie es zorro viejo y sabe perfectamente que no se pueden poner puertas al campo.
La información está fluyendo en estos momentos a lo largo y ancho de la parrilla salvo en el caso de McLaren Honda (esto da para otra entrada), y la vorágine resulta imparable. Sea lo que sea que nos depare la reunión de finales de abril donde se definirá el futuro de la Fórmula 1, Bernie ya ha puesto lo necesario para que las distancias se reduzcan a la mayor brevedad posible.
El viejo no me cae bien, lo repito por si aún caben dudas, pero su jugada ha sido maestra y lo suficientemente previsora como para arrodillarse ante él.
Os leo.
1 comentario:
Imaginaos un circulo de hombres con las manos en los genitales del contiguo, que a su vez tiene las manos en los genitales del que le precede.
Aprieta si te atreves. Esto es la F1.
Publicar un comentario