Las pasadas de frenada

Si triunfar entre las masas consiste en evitar mojarse las pantorrillas pisando charcos o en clonar conceptos o ideas vertidos en otra parte, incluso señalando la fuente, huelga decir que como influencer tengo muy poquito recorrido.

Aunque pueda parecer lo contrario, ir por la vida de equidistante tiene su complejidad. Es todo un arte y como todo en esta vida, también tiene sus truquillos, siendo el más destacado de todos ellos saber elegir muy bien con quién te metes. 

Así las cosas, repartir estopa a los de arriba quita puntos mientras que hacerlo con los de abajo los suma, y de suyo, la equidistancia evitará enfocar con demasiada dureza a Hamilton o a Vettel, por ejemplo, mientras que cargará las tintas con pilotos de media tabla para abajo: no cumplen las expectativas, se quejan demasiado, no aportan nada, mejor harían...

Todas las temporadas sufrimos la misma historia, que, como vengo diciendo, surge más de la necesidad de algunos bienpensantes de sobrevivir en redes sociales que de otra cosa, y aparecen entonces personajes que en sentido estricto no merecen la luz de los focos que los alumbran. Por lo que se ve, este año le ha tocado a Romain Grosjean.

Hombre, vaya por delante que a mí me parece excesivo partir de la base de que Haas podría estar mucho más arriba si no anduvieran Kevin y Romain por allí. 

De los 1.010 puntos repartidos hasta el momento, el 60% se concentra en manos de Mercedes AMG y Ferrari (605) y si sacamos de la ecuación a Red Bull (174), es fácil comprobar que los 231 restantes se reparten entre siete escuderías —del cuarto clasificado provisional para atrás, concretamente—. Vamos, que no, que la americana a lo sumo podría llegar a inquietar un poquito a Toro Rosso o incluso a Williams, pero tampoco mucho más.

En este orden de cosas, yo diría que Grosjean encaja mejor en el papel de víctima de las circunstancias que en del quejica que se nos lleva vendiendo de unos meses a esta parte. Ha sufrido problemas de adaptación con los frenos porque seguramente el VF-17 no está resolviendo bien convivencia con la UP made in Maranello. 

La de Kannapolis sigue siendo nueva en El Circo y va justita de dinero. Esteban Gutiérrez nos descubrió a finales de 2016 que en su seno no todo el monte era orégano y, sinceramente, no existen datos como para pensar que las cosas hayan cambiado sustancialmente en 2017.

Podría ser, entonces, que el monoplaza de Haas fuese el problema real y no sus pilotos, más que nada porque la contribución del conductor a la labor del equipo se sigue tasando en un minúsculo 1%, y porque problemas de adaptación a los frenos de su vehículo también los sufrió Lewis Hamilton con el W05, y porque incluso a Sebastian Vettel esta misma circunstancia le sirvió para que 2014 haya desaperecido de su curriculum.

No sé, incluso como truquillo para sobrevivir en redes sociales, castigar demasiado a Grosjean me sigue pareciendo exagerado y un poquito pasada de frenada.

Os leo.