Poverello!

Se ve que me he comportado como un pagano del tres al cuarto, ya que dios Mateschitz me ha enviado a su profeta más mediocre, sospecho que para que me meta en cintura y os mortifique de paso a vosotros, vulgares y ciegos seguidores de un impío. 

En fin, toca hablar de Seb y a pesar del chaleco antifragmentación y el casco de kevlar que me adornan, ahí vamos, que diría aquél, no sea que Prostvuelve se quede sin su alimento diario y sin poder lanzar sus delicadas saetas contra el signo de los tiempos.

¿Su signo?, el del anonimato, el de la cobardía revientacajeros, el de tipos que llamándome crack aquí mismo, señalaron a Fernando como mal deportista por quejarse de un mal coche poniendo al tetracamepón del mundo como ejemplo de todo lo contrario, mientras dejaban crecer a su lado a un individuo que odia todo lo que tenga que ver con el asturiano, sencillamente porque una vez lo amó como dice ahora velar por el honor de Vettel...

Sebastian, el pobre Seb, la excusa que va para cuatro años, ha servido para reivindicarse a una parte de la afición española que no puede ver ni en pintura al asturiano. Que dice saber de este deporte desde que el tiempo es tiempo, que proclama que viene de la pata más vieja del Cid con tal de imponer el criterio de que estamos equivocados, que Martin Whitmarsh está equivocado, como Jackie Stewart, como Alain Prost y otros tantos que valoran al de Oviedo como uno de los mejores pilotos de Fórmula 1.

Es la Guerra Troll 2.0 y así os la cuento al filo de la madrugada, fundamentalmente porque forma parte de esta historia que compartimos a diario y a la que no renuncio de momento.

Yo, un individuo que apenas se toma en serio pero da la cara con nombre y apellidos. Él o ellos, mis supuestos antagonistas —¡ya querrían!—, pasados a limpio en la figura de un mierdecilla de chichinabo que desde las sombras se jacta de que no sepamos su auténtica identidad porque ni él mismo la conoce, de tantas como utiliza. Entre medias, un depredador que sufre de muy mala suerte y no sabe o no puede hacer honor a sus laureles en este duro 2014, pero que así y todo, ha hecho aflorar sin querer a lo mejorcito que tenemos entre nuestros aficionados.

Sami, el heterónimo de Prostvuelve en el blog de DeLorean, nos llama norcoreanos entre otras muchas lindezas, y nos dice en el silencio de su duelo a muerte con el antispam de Blogger, que este sitio, Nürbu, es el de los que no saben que no saben, cuando no le espeta al bloqueo automático: Estás ahí, ¿verdad que estás ahí?

Poverello! Poverello Sebastian por contar con una hueste de seguidores en España que te adoran tanto como para escupir a diestra y siniestra cada vez que pronuncian tu nombre, que nos solicitaban hacer autocrítica y terminarán por volverte la espalda con tal de no hacerla ellos contigo. Todo, todo por seguir en sus trece mientras apuntan su veneno al Nano.

Lo he dicho por activa y pasiva: admiro y respeto a los vettelistas, pero no aguanto a la rancia vettelada...

Poverello, Sebastian. Poverello!