El rey del universo

El último invento de Adrian Newey creo que se merece un título tan pomposo, incluso algo más, porque rizando el rizo de lo increíble resulta incluso más inteligente que su antecesor, sí, aquel mismo coche que nos hizo soñar hace escasamente unos meses por su limpieza de líneas y soluciones innovadoras.

Bien, gracias a Jors y a Bruno, me voy a permitir ir rápido y de una tacada, recomendándoos encarecidamente que os paséis por la web del primero y por el blog del segundo, porque allí encontraréis abundante material de referencia sobre el que me voy a permitir tomar estribo y al que intentaré sacar un poco de quicio aquí mismo, porque el análisis del vehículo daría para varias entradas y sólo dispongo de esta.

Pasando por alto el asunto del doble difusor (de puro oculto no se me ocurre qué decir), el RB05 se ha convertido en una muestra de sutilizas que van desde el morro hasta la parte trasera, con una coherencia ante la que cabe descubrirse.

Empecemos por la nariz, que como decía el otro día se ha ensanchado en una especie de espátula que recuerda a la cabeza de un pez martillo. Algo más baja que en la anterior versión, consta de dos secciones muy claras, la inferior va desde la punta hasta la zona ancha del morro, poniendo al descubierto dos repisas laterales con clara inspiración Brawn, pero que están situadas a una altura menor sobre el suelo y albergan el anclaje de los triángulos superiores de la suspensión delantera (por lo que he podido ver, los triángulos inferiores mueren más o menos donde morían antes). Por encima, el volumen acucharado de la nose se funde con el área de las dos jorobas, formando un todo muy elaborado que delata la importancia que ha cobrado este elemento ahora. Por si cupiesen dudas, lo elaborado del plano delantero delata que todo el conjunto será la nueva clave que ejerza el trabajo sobre la aerodinámica anterior, pues las formas del alerón casi replican las del RB04 con puente.

La zona central es muy similar a la ya vista, aparentemente, porque comparando algunas fotografías he descubierto que el carenado superior es ahora un poco más ancho en lo tocante a la carrocería cercana al piloto, siendo a su vez también más amplio en la superficie que roza las salidas de escape, tan bajas y retrasadas como de costumbre. Por encima, el snorkel es algo más redondeado tanto en la sección frontal de la toma de aire como en su perfil. Con este aumento de volumen, intuyo, se pretende ganar en eficacia en la zona alta, pues al romper el aire como hacen los bulbos de los buques con el agua, se reduce la resistencia al avance, ya que el aire llega más liviano para recorrer las dos secciones de la enorme deriva plana, aportando mayor eficacia al alerón trasero y ayudando a estabilizar el monoplaza en su sentido longitudinal eliminando vibraciones.

Pero la madre del cordero está situada justo encima del nuevo complejo trasero, porque aparece una tobera abulbada cuyo interior está seccionado en dos (lo he comprobado maliciosamente) y que parece no servir para nada pues no se interacciona ni con el doble difusor, ni con el túnel bajo el flap que recibe el aire caliente de las salidas de los escapes.

Está ahí y parece extraño porque como no hay KERS ni otra fuente térmica que requiera refrigeración adicional, y como el calor interno debería estar siendo aplicado sobre el doble difusor o las áreas adyacentes del fondo plano, ni su localización ni su disposición elevada aventuran una función clara.

Bien, llegados a este punto, ya que los flujos exteriores que rodean la salida de la solución acelerarán el aire interior, succionándolo (no se me ocurre otra), me ha dado por pensar que tal vez cumpla otra encomienda, pudiendo ser en realidad una especie de tubo Vénturi de funcionamiento horizontal que ejercería una importante aceleración sobre el aire entrante en un lugar cercano a la quilla, cuya abertura o aberturas estarían muy bajas (siempre por encima del fondo plano), aumentando la presión dinámica en un punto sin necesidad de recurrir a artimañas aerodinámicas que podrían comprometer la eficacia del conjunto.

Está un poco cogido por los pelos, pero las piezas del puzzle me encajan, porque con unos pequeños retoques, Adrian ha ajustado el Red Bull a la filosofía del Brawn (todo abajo) sin tener que sacrificar nada. Una joyita, vamos.

Os leo.