domingo, 2 de febrero de 2025

La misma piedra


El aterrizaje de Lewis Hamilton en Maranello ha suscitado la efervescencia de siempre, y me refiero con la efervescencia de siempre a esa fiebre que eleva la temperatura de quienes precisan estar a la última, y más si El Salvador llega a Ferrari para... bueno, para salvarla, claro.

Gracias a Dios, mientras vivía Enzo Ferrari a La Scuderia no le hacía falta que la salvara nadie, pero a partir de septiembre de 1988 sí —los herederos siempre acaban jodiéndolo todo, la hacienda común también—, aunque debemos a Luca Cordero di Montezemolo la incorporación del fenómeno salvador a la esencia dramática de la rossa. Bueno, al italiano y a la prensa british, tan dada ella a recomendar salvaciones milagrosas a quien se cruza en su camino, sobre todo si el papel protagonista lo va a interpretar un alemán o un inglés, cabe señalarlo.