Soy de reacciones lentas para algunas cosas —así me va—, seguramente porque considero que el tiempo me pertenece —sí, así me va—, pero, cuando Mohammed Ben Sulayem soltó aquello de «lo que haga la FIA no es asunto suyo» ante las reclamaciones de la GPDA (Grand Prix Drivers' Association), me dije: ha sido bonito pero hasta aquí hemos llegado.
El Presi encontró todos los escollos del mundo al sujetar el báculo de Jean Todt en la FIA, y aunque existe un amplio consenso en focalizar de dónde venía y sigue viniendo el temita de marras [Los hijos de la Gran Bretaña], aquel héroe que luchaba en mitad del temporal contra los elementos montado en una miserable cáscara de nuez, ha dejado paso a un tontainas que no hay por dónde tomarlo.