domingo, 19 de enero de 2025

Estamos o no estamos...


Dicen que hasta los relojes rotos aciertan dos veces dando la hora, aunque a los chavales y algunos adultos con poca mollera hay que explicarles que esto sólo sucede con los de agujas, analógicos, básicamente porque los digitales nos han hecho perder esta buena costumbre y suelen fundirse a negro cuando se estropean.

El caso es que Jacques Villeneuve ejerce habitualmente de reloj roto, de los de antes, claro, para quienes lo tienen considerado como voz autorizada, a pesar de que acierta en sus estimaciones un poco al tuntún o según sople el aire: nunca, en contadísimas ocasiones o por puritita carambola, aunque lo que me ha llevado a echar el ratito esta noche resulta paradigmático, porque el canadiense pretende ser políticamente incorrecto, as usual, y falta al respeto gratuitamente al vigente Campeón del Mundo, pero acaba dando en la diana quizás porque alguna vez tenía que ser.

Obviamente, aunque, para los medios que sacan a airear a nuestros viejos espectros cuando no hay nada mejor que hacer, lo reseñable haya sido la pasada de frenada del hijo de Gilles con el actual tetracampeón, y cuando menciono fantasmas hablo también de Surer, Coulthard, Priestley, Brundle, Ralf Schumacher, uno que pasaba por allí y un amplísimo abanico de entidades incorpóreas que viven en el armario esperando su oportunidad y el correspondiente minutito de gloria, lo jugoso, como venía diciendo, reside en el interlineado de las palabras vertidas por el quebequés en The Action Network [Take Verstappen out of F1. Nobody cares. Take Hamilton out of F1, people care].

A ver, que nosotros somos Old School y sabemos de análisis de textos y si no afinas te suspendo, y conocemos de sobra que admitir que no sucedería nada si se retirara Max Verstappen, y que si lo hiciera Lewis Hamilton se caería hasta sus cimientos la cúpula que sostiene el firmamento, sólo viene a sintetizar la porquería en la que ha convertido Liberty Media la Fórmula 1, amén de dar de nuevo la razón a Bernie cuando nos advirtió que la norteamericana había transformado nuestro deporte cinco estrellas en una puñetera hamburguesería.

Nge Ndomo (Samuel Claxton) se entretenía componiendo estampitas junto a sus cabras al caer la noche en Amanece que no es poco, y así hasta que la pareja de la Guardia Civil le recriminaba el acto subversivo y le solicitaba un poquito de por favor y que dejara de hacer el canelo por el bien y la estabilidad de la comunidad...

Jacques Villeneuve ha descubierto el Mediterráneo y hay que felicitarse, aunque haya sido por una carambola de las que mencionaba antes. 

Toca darle la razón y se la doy. Hoy es más importante la apariencia que el desempeño. Cuatro años de sequía de éxitos valen tanto, o más, que la estatura que se ha labrado un tipo que venció al aludido en 2021 —sin Abu Dhabi, Max habría sido igualmente campeón—, y lleva cuatro coronas conseguidas a pleno pulmón cuando su oponente los ganaba sacando la chorra por fuera del habitáculo...

Retórica, no más. Max, Lewis, y aquello del apasionamiento, y aquello otro de que respetar al rival que te vence supone sustantivar tu esfuerzo tras haberlo intentado, y, en consecuencia, poder elevarte como aficionado que entiende las cosas y de F1, porque eres equidistante a la hora del vermú y puedes conciliar el sueño.

Se lo cuentas esto a James Hunt en 1976 y seguro que lo comprende y te aplaude...

Os leo.

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