domingo, 12 de enero de 2025

Otsoa datorra


La abueli, Anita, mi suegra, intentaba asustar a Josu cuando era un crío que apenas levantaba un palmo del suelo y se portaba regulín-regulán, diciéndole Otsoa datorra!, que significa algo así como ¡que viene el lobo! 

Leo que lo adecuado habría sido articular Otsoa dator!, pero qué más dará, pienso, si en Gorliz tenemos euskera propio y ponemos «s» final a todo lo que encontramos: Gandias, Uresarantzes, Andra Maris... más si cabe cuando mi pitufo y yo jugábamos a ser lobos que aullaban a la luna, de rodillas los dos sobre la cama de nuestra habitación de matrimonio en Las Arenas, entonando agudos que rompían la noche. Obvio decir que Josu no temía a los lobos, que se tomaba a chufla las amenazas de su abuela materna, y que a ella la perdoné todos sus pecados porque si tuvo un nieto ése fue mi hijo...

Colapinto ha firmado por Alpine y me ha entrado la risa floja. No por él, claro, más bien por todos los que han tildado de fracaso sus evoluciones sobre un Williams que ni pasaría la ITV ni valdría para algo más que de montón de hierros en un chatarrero...

Flavio apuesta por el de Pilar y nada menos que para cinco años, lo que, de paso, anatemiza aquello de que el italiano venía no más que a vender la escudería francesa con sede en Enstone.

La incorporación del chiquillo como piloto reserva significa horas contadas para Jack Doohan y aire a partir de que el australiano cumpla contrato. 

Briatore ha puesto su firma al sueño de los argentinos y yo no denostaría el gesto. Birló a Schumacher a Eddie Jordan para hacerlo doble campeón del mundo y subió a uno de sus coches a un tal Fernando Alonso. El de Verzuolo sabe muy bien el terreno que pisa y no suele apostar de farol. Si ha puesto el ojo en Franco se debe a que el pibe es algo más que una promesa, cosa de la que me alegro, sobre todo por la cantidad de idiotas que han visto en la irrupción del austral una cosa pasajera, de moda, y comienzan a enfrentarse a la cruda realidad de que los lobos no existen como amenaza cuando uno está acostumbrado a aullar con ellos.

Os leo.

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