Por la razón que sea siempre se nos olvida incorporar a las ecuaciones que nos montamos el concepto retorno, de la inversión, claro...
Cuando Leclerc enseñó los dientes a Vettel el alemán ya estaba amortizado. Desde 2015 en la rossa, el de Heppenheim no había logrado convencer salvo a sus entregaditos, y llegaba un chaval de la casa que había costado cuatro duros de los de antes, y metía en problemas al tetracampeón que había salido por medio riñón, de los de antes también, y a Arrivabene se le encendió un led en la mampara de gestor que tienen en la mesilla de noche todos los racers modernos, y, en consecuencia, en septiembre de la temporada siguiente Sebastian terminaba con su particular calvario cuando Racing Point anunciaba su fichaje con vistas al estreno de Aston Martin en F1 (2021).
Carlos tampoco salió caro como sustituto de Seb, de manera que Maurizio pudo echarse un ratito a descansar, como se supone que hizo Dios el séptimo día de la Creación.
No recuerdo si era domingo aquel día aunque no es relevante para lo que llevamos entre manos, ya que las tornas han cambiado y es Charles el que está amortizado, amén de atado y bien atado tras su renovación el año pasado, y el que ha costado dos riñones y medio hígado, de los de ahora, es Hamilton...
No discuto que en el plano deportivo habrá que esperar acontecimientos antes de escribir una palabra sobre otra, pero observando la inversión y el retorno estimado para cada uno de los pilotos, me da la sensación de que Vasseur pondrá los huevos de La Scuderia en la cesta del británico antes que en la del monegasco, y que esta circunstancia resultará definitoria en 2025.
Os leo.
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