Siento decepcionaros, pero si aplicamos la misma lógica que ha impuesto la prensa cuando el RB20 de Red Bull comenzaba a hacer agua esta temporada: nadie más allá de Newey.
Bueno, tampoco es que comulgue mucho este tipo de lógicas ni con el modelo de exaltación del liderazgo que se gastan algunos especialistas del sector. Szafnauer, en su día, nos fue vendido como uno de los mejores y ya hemos visto en qué quedó su gestión, y quien menciona al bueno de Otmar puede hablar de casi cualquiera porque todos los líderes suelen ser la mejor apuesta hasta que la realidad los pone en su sitio.
Mike Krack me cae bien y tampoco me parece que lo haya hecho tan mal para los recursos con los que ha contado Aston Martin. Andy Cowell va a disfrutar de un escenario infinitamente mejor, dónde va a parar, y, por simple cálculo de probabilidades, acabará dando la razón a los numerosos cantamañanas que andan ahora mismo poniendo al británico por las nubes. A ver, Adrian en plantilla, la fábrica buscando el pleno rendimiento con el nuevo túnel de viento y las mejoras en el análisis de la dinámica computacional de fluidos y el propio simulador... no sé, a poco que lo intente quitará al luxemburgués hasta las pegatinas.
Ahora bien, Cowell sigue contando con Krack, y eso, además de suponer un gesto que le honra, me anima a pensar que no ha tenido intención de desprenderse de un tipo que conoce la de Silverstone como la palma de su mano, porque, intuyo, su cometido principal será el de engrasar la maquinaria y ponerla a punto al estilo Brackley durante 2025, para que cuando aterrice Honda todo funcione con el mayor grado de perfección.
Llegados a este punto, más que de gestión o liderazgo yo hablaría de cultura, que queda más prosaico y menos indicado para ofrecer claves a lo Telva, pero es tan importante o más que los dos primeros conceptos para el caso que nos ocupa, porque, desde que dejó de ser Racing Point, la verde se ha movido entre el fondo de parrilla y la zona media, y don Lorenzo se ha gastado un pastizal para matricularla en el selecto club de las grandes escuderías...
Aquí sí veo a nuestro protagonista. Cowell destila cultura Mercedes AMG por cada poro de su piel, y esta atmósfera voraz y vencedora de la que viene, bien implementada en el nuevo huésped, puede obrar milagros más pronto que tarde y hacer de Aston Martin ese equipo que lleva soñando Lawrence Stroll desde que decidió parecerse a Toto Wolff.
Os leo.
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