En mis tiempos de crío ésta era una noche muy especial en la que nunca me llegaba el Scalextric que con toda la humildad del mundo y buena letra solicitaba a SSMM los Reyes Magos de Oriente.
Como la echadora de cartas de Sestao que visitó mi hermana, seguramente ellos conocían también que mi vida iba a transcurrir más pronto que tarde entre monoplazas y prototipos reventando cronómetros, y, en consecuencia, imagino, pensaron que antes que satisfacer mi sueño con un paquete envuelto en papel de regalo, me vendría mejor aprender que cumplir sueños cuesta y la madrugada del 6 de enero supone el momento de comenzar a pagar, con nervios, esfuerzo y sudor, como apostillaban en Fama.
Sed infinitamente felices. Os leo.
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