A medio sorbo...

Andabais listos si pensabais que me iba a olvidar de vosotros...

En unas horas celebramos la Nochebuena y he recibido tres presentes: el futuro me ha regalado una preciosa postal con fondo verde, el pasado me ha recordado lo mucho que quise a mi padre, y el hoy ha puesto en mis manos un libro que leeré como si me lo hubiese indicado mi musa de cuando Bellas Artes.

Olentzero está siendo sumamente generoso. No puedo quejarme ni lo haré, of course!, otra cosa es que algo me impida que os diga que los de arriba acostumbran a vestirnos de uniformes de diferentes colores, de versiones de la realidad polarizadas entre buenos y malos, y es hora de que les hagamos la peineta y bajemos las armas reivindicando nuestra potestad para ser genuinamente nosotros, sin ruido ambiental. 

Existen más puentes de los que imaginamos entre ambas orillas, y sí, os recomiendo que esta noche os embriaguéis hasta perder el sentido, de alegría, de vida, de buenas intenciones que jamás corresponderéis una vez pasada la cogorza; de alcohol si hace el caso y no cogéis el volante o la moto, pero nunca traspasando ese medio sorbo que limita lo adecuado del ¡te amo con toda mi alma! dedicado a quien os acompaña cuando cerráis los ojos antes de dormir, u os anima a levantar de la cama porque un nuevo día arropado por el cariño sabe infinitamente mejor que pisar el suelo de la habitación sabiéndote solo.

Es Nochebuena, aprovechadla hasta la última gota, no dejéis pasar la oportunidad de sentiros eternamente vivos, incluso a pesar de los cuñados y la familia política...

Os leo.