miércoles, 7 de junio de 2017

Menos lobos


Pintan bastos para el romanticismo. Ya no hay amores como los de antes. Hoy le dices a una persona que no pasa un día en que no pienses en ella y con suerte te contesta: «bueno... no se puede alterar el pasado... todo sucede por alguna razón...» Tampoco hay cine del bueno en el que te perdías durante una hora y media o dos, a lo sumo queda agarrarse a los puntos supensivos como quien se suspende de un clavo ardiendo...

En Reading son más fáciles las cosas así. La celda es estrecha, la vida es estrecha, todo es estrecho. A cambio, la libertad del corazón es más bella e intensa que nunca. Quién dijo miedo.

En fin. Me devuelve Héctor la pregunta que hago en una de las entradas anteriores —todos mis textos son interrogantes, si no, de qué—, y me dice: «A saber qué estará haciendo el Orroe de un par de cientos de universos paralelos de distancia.» Me sé la respuesta. Lo jodido es que la sé...

Pero te despiertas de la siesta oliendo a la misma porquería de siempre, que es a lo que vamos. Poquito de Pirelli, menos del velocirraptor desaparecido, y Honda fría para el desayuno, el almuerzo y la cena. 

Y Honda como almohada y Honda como sales en el baño... ¡Jopelas con Honda!

Williams está haciendo un completo ridículo en su cuadragésimo aniversario en competición y parece que no pasa nada. Renault se ha cargado la temporada de Red Bull. A los manuses de Force India los iban a meter en el trullo, y esto, que en buenas manos daría para una bonita pieza de investigación, a nosotros no nos da ni para un par de fascículos, seguramente por miedo a escarbar, no sea que encontremos un cadáver en el hormigón de algún circuito.

Lewis mismo. El británico está elevando a los altares a Nico después de decir del alemán «Ya ni me acuerdo de él», pero resulta más comodo seguir con la dieta Honda para estar guapos en verano: mezclada con cereales y leche descremada, como sacramento de las lentejas y en tortilla francesa antes de irse a la cama...

Seamos sinceros, si no anduviera un tal Fernando Alonso Díaz en el tema de Honda, Honda importaría un pimiento. Aquí, allá y en el extranjero. La japonesa, por tanto, no es el epicentro de la actualidad, lo es nuestro asturiano. Vamos, que todo el orbe se ha vuelto alonsista aunque se pretenda negarlo. ¿Importa mucho Sauber? Pues eso mismo.

Pero llega Canadá y hay que levantar la moral del aficionado, y se olvida Indianápolis, cómo el Nano se ha metido por la gatera y el año que viene, o al siguiente, no necesitará de McLaren para volver a la Indy. Zak Brown, eso sí, avisa seriamente a Honda de que se acaba la paciencia como las madres amenazan con la zapatilla. Cuando insinuar que quieres con toda el alma supone que los puntos supensivos no te quepan en el armario.

Os recomendé hace poco la lectura de El arte de la guerra, en su interior hay una cita que me mata: «Cuando se está cerca, se debe parecer lejos...»

Sí, soy gilipuertas y un romántico old school. Ahí va mi apuesta: Fernando se equivoca lo justito y McLaren-Honda será su casa al menos hasta 2019 salvo que alguien cambie la baraja. Lo demás: mamandurrias, que diría Esperancita. Ah, y menos lobos.

Os leo.

No hay comentarios: