miércoles, 21 de junio de 2017

El gatillazo indio


Partamos de la base de que soy un tipo chapado a la antigua y ni veo mal que existan órdenes de equipo en la Fórmula 1 ni que los conductores libren su propia guerra desde el interior del habitáculo.

Vamos, que si el capitán grita cuerpo a tierra y el piloto responde por mis cojones, estaré por regla general a favor de ambas posturas, y si las cosas salen bien, aplaudiré el coraje de quien toma decisiones de ese calibre en lo que nosotros tardamos en pestañear. Si salen mal, obviamente aplaudiré que quemen en plaza pública al insubordinado aunque sea con fuego de mentirijillas, más que nada para que aprenda que quien juega con aceite hirviendo suele quemarse.

Dicho esto, ni Checo es mi Felipe, ni el Gran Premio de Canadá 2017 se parece al Gran Premio de Alemania 2010, ni por supuesto, Esteban es Fernando, así que ahorrémonos las comparaciones, fundamentalmente porque cansa la manía de rescatar del pasado situaciones aparentemente similares que tienen como protagonista a nuestro asturiano, por ver qué decimos y qué decíamos.

En fin, bajo mi humilde punto de vista, Force India se pegó un tiro en el pie en Montreal no porque Pérez se empeñara en esperar que a Ricciardo le sucediese algo, ralentizando con ello a Ocon, ni siquiera por no haber sabido organizar a sus pilotos ante un horizonte con cajón de podio, más bien lo hizo por no contemplar que una situación así podía llegar a darse.

Hablando en cristiano, que lo entiende todo el mundo: la de Silvertone pecó de ingenua y lo pagó bastante caro.

Sergio y Esteban están para lo que están, la logística y la estrategia corren de cuenta del muro, y aquí cabe recordar que desde antes de mitad de carrera había suficiente señales sobre la mesa como para haber previsto un final apretadito, de forma que las decisiones que se toman alrededor de la vuelta 30 en el seno de la india son las que terminarán por definir un escenario que no se habría resuelto ni con órdenes de equipo porque Sebastian ya venía como un tiro.

Mala planificación y peor lectura de la carrera. Estas son para mí las razones que ensombrecieron una tarde fantástica de Force India, que con un poquito de más trabajo, habría resultado como para tirar cohetes porque la ocasión la pintaban calva.

Os leo.

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