martes, 6 de junio de 2017

Cultura «mimosín»


No entiendo, ni entenderé jamás, la inclinación que muestra cierta gente a caminar sobre las aguas en lo tocante a Ferrari.

De pequeño me enseñaron que no se puede estar en misa y repicando, y puesto que el negocio de la Fórmula 1 es bastante guarrete gracias a la inestimable contribución de don Bernard Charles Ecclestone y todo lo que le ha rodeado hasta que abandonó The Circus a finales de enero pasado —incluso los que le reían las gracias o afirmaban que era imprescindible y tal. Sí, esos también—, lo menos que se puede esperar de él, es que deje rastro en todos y cada uno de los que intervienen en la máxima disciplina del motorsport, que se dice.

Sí, Ferrari también está manchada, y os lo digo sintiéndome tifoso...

Bueno, hay por ahí quien prefiere digerirme como simpatizante y quien me acusa de hacer postureo con esto de La Scuderia, pero supongo que es por evitarse alguna que otra espina envenenada cuando pretende darme un bocado. Para que os hagáis una idea, si como alonsista criticase a Fernando yo sería considerado por los que caminan sobre las aguas de antes, como un tipo guay que tiene la cabeza sobre los hombros, pero si como tifoso critico a Ferrari, esta misma gente me retirará el saludo y me quitará hasta el carnet de identidad...

Honestamente, pienso, aquí radica el mal que aqueja a los tifosi desde tiempos inmemoriales, es decir: desde que Il Commendatore nos abandonó definitivamente.

Él sabía perfectamente cómo zurrar a los ingleses jugando a su mismo juego, y le importaba un bledo que se notase o no. Conocía el percal y actuaba en consecuencia, porque para ganar en Fórmula 1 también hay que hacer mucha política. Luego vino Su Santidad don Luca y lo enredó todo. Para ser ferrarista pata negra había que volverse ciego y cuidadín con moverse que te borraban de la foto...

Huelga decir que a mí el que me molaba era el viejo, un individuo hecho a sí mismo, consciente de sus brillos y sus sombras, de sus incoherencias vitales, de sus pecados y sus luces. Feroz incluso en la derrota... La Scuderia por encima de todo y de todos, supongo que os suena.

Esa cultura ya pasó y es la que nos falta ahora que los alemanes, fundamentalmente, están dando la tabarra con que Pirelli ha echado una manita a la de Il Cavallino.

Nos hemos acostumbrado a poner el listón tan alto a los demás que hemos olvidado cómo defendernos, que a fe mía nos hace falta porque no hay nada más triste en esta vida que ver a un tifoso reclamando la virginidad para Ferrari.

Montezemolo nos ha hecho mucho daño. Bueno, también tuvo sus grandes cosas, no quiero ser cicatero con el de Bolonia. Devolvió a La Scuderia el brillo perdido a partir de 1979, por ejemplo, pero lo hizo fundamentalmente ejerciendo política de la buena, y con la ayuda de Philip Morris (Marlboro), no lo olvidemos. Os ahorro el desgranado de sus muchas contribuciones a la causa italiana y, con vuestro permiso, paso a relatar sus cinco últimas cagadas memorables.

1.- Ceder en 2008 en lo de los entrenamientos privados. Al diablo se le ocurre rendir Mugello sin pactar 3 o 4 títulos mundiales a cambio.

2.- Asustar en 2009, junto a Briatore y sus secuaces, con una asonada revoltosa contra Bernie que no llegó a nada porque los levantiscos llevaban pistolas de agua en vez automáticas calibre 9 parabellum, y el canoso lo sabía.

3.- Exxor y la familia Agnelli, al asalto contra CVC de la mano de Rupert Murdoch y sin salida B, en 2010 y 2011. ¿Alguien pensaba que aquello no iba a acarrear consecuencias para la rossa?

4.- ¿Para qué cojones tienes un botón del holocausto si no lo usas cuando vienen los bárbaros a imponer su criterio sobre una etapa híbrida que, al paso que va, no va a dejar títere con cabeza?

5.- Domenicali y Massa, la pareja perfecta. Los mantienes en el tiempo, les defiendes, y cuando sucede lo inevitable, al segundo le dices cuando se retira que es un auténtico hombre Ferrari y al primero lo sustituyes por un pulpo para que se haga cargo del garaje...

Soy la oveja negra de la grande famiglia porque soy de los pocos que quedan capaz de amar en público a la mítica con sus defectos y virtudes sin renegar de los unos ni de los otros. Soy vasco con sangre Navarra. Nacido en Portugalete, y si os sirve de algo, ahora que los teutones se han puesto bobos y escrupulosos, planto la bota en el barro, clavo su tacón y apoyo en él el asta de mi pica: venid, imbéciles, venid a mí...

Callásteis como putas cuando Pirelli beneficiaba a Red Bull o a Mercedes AMG, ¿de qué voy a tolerar que os metáis con Ferrari si hemos tardado la hostia en espabilar?

Los de la cultura de los ositos mimosín del bueno de Montezemolo no entienden de qué va esto, pero antes de que lleguéis a ellos vais a tener que derribar a este tercio viejo.

Y lo tenéis jodido, machotes. El hijo segundo de Julián y Matilde es tifoso de la antigua escuela y no se rinde. Tengo a Iron a mi lado y juro por los dos que vais a pagar caro intentar tomarnos por idiotas. ¿Jode que hayamos parado a Brackley en los despachos?, pues un poquito de yodo, una tirita y a curarse. Y la próxima vez que vengáis a tocar los cojones, acordaros de que quien probó para la de las tres puntas las gomas Pirelli el año pasado se llamaba Nico Rosberg.

Os leo.

3 comentarios:

DeLorean dijo...

Genial entrada. Siempre he dicho que la F1 está hecha más de tinta que de asfalto. Y es en los despachos donde se empieza a fraguar la victoria. Y si ahora Ferrari esta a la par con los que han sido el mejor coche/equipo de la historia... Pues será porque han sabido renacer, como aquellos que nunca se rinden. :)
Un saludo

Anónimo dijo...

Y a mí lo que más me jode es que todo esto no haya pasado con Fernando en la rossa.




King Crimson

Elín Fernández dijo...

Ferrari intentó algunas cosas con FA ahí. ¿Quién dice que ese "factor" fue pieza para la maFIA y la FOM no interesarse es ayudar la causa Rossa?
Saludos