viernes, 23 de junio de 2017

65 pollas


No somos nosotros, no es el alonsismo. Por mucho que se insista en que disfrutar con Fernando Alonso es cosa diferente a disfrutar con la Fórmula 1, el propio deporte está reclamando para el asturiano el lugar que la historia se empeña en reconocerle una y otra vez.

No estamos locos. La sola mención a que Zak Brown puede estar detrás de esta vorágine reivindicativa que ha surgido de un tiempo a esta parte, produce vergüenza ajena.

Cuando hay respuestas sencillas no caben las conspiraciones, y lo cierto es que la prensa mundial ha comenzado a hacer las preguntas correctas y a lavar su historial de despropósitos, no sea que en un descuido la deje con el culo al aire el tipo que estaba acabado, que conducía desmotivado, que ofendía a sus jefes. El egoísta que no sabía hacer grupo de trabajo, que siempre ha tomado las peores decisiones; cuyo orgullo es infinito... Ese mismo individuo sobre el que se han vertido auténticas barbaridades jaleadas y propagadas por impresentables y recién nacidos.

Desgraciadamente, a partir del próximo 3 de agosto me será más complicado evitar pasar por experto. Soy consciente de que es un peaje que tengo que pagar, y no creáis que no me jode. Nürbu cumplirá 10 años ese día y aunque no vi a Pedro Picapiedra y Pablo Mármol circular como almas que llevaba el diablo en el rocódromo de Piedradura, me sé historias que explican mejor lo que ha sucedido entre 2007 y 2017 que las que nos siguen salpicando desde las páginas de los medios.

Por fortuna, el consabido 1% de contribución al equipo, el piloto, matemáticamente no puede ser responsable de tanta mala fortuna. Existe un 99% restante que está plagado de decisiones equivocadas, de planteamientos técnicos o de negocio errados, de cuestiones extradeportivas a las que siempre hay que responder, etcétera, etcétera, etcétera.

Echad cuentas, es sumamente sencillo...

Fernando está en la cresta de la ola porque la F1 sigue cayendo en picado. Pirelli nos sigue demostrando lo fácil que resulta manipular un campeonato. La prensa británica ya nos ha enseñado todos sus costurones, incluso ninguneando feamente a Nico Rosberg tras la consecución de su título. Hamilton ya no tiene más conejos en su chistera y lo mejor que se le ocurre para pillar foco es afirmar que su retirada puede estar más cercana de lo que imaginamos. Se iba a tomar una derrota como un hombre...

A cambio, nuestro asturiano permanece y eso hace añicos un escenario que no por prolongado en el tiempo ha sido honesto con nosotros, los aficionados.

Los mejores no han disfrutado de las mismas oportunidades porque para desequilibrar la balanza ya estaba la FIA, o Bernie. El mejor, en concreto, siempre se ha visto envuelto en decisiones polémicas que inevitablemente han favorecido los intereses del negocio, y disculpadme, pero hay que ser muy idiota o muy cerrado para no hacer aquí una lectura correcta.

La última vez que hablé por teléfono con Roberto, Lewis todavía no había conseguido su sexagesimoquinta pole. ¡65 pollas! no era en sentido estricto una exclamación vomitada contra Hamilton, sino contra una cultura deportiva que ha hecho de la anécdota y los fuegos artificiales la excusa perfecta para que traguemos con cosas que no tienen un pase, cuestión, si me lo permitís, que está en el núcleo del descrédito que acumula la Fórmula 1, ese corazón negro que ya está atacando Liberty.

Acabo. De 2007 aquí ha habido mucho cobarde, mucho traidor y mucho mamporrero. Mucho responsabe que no sabe ahora dónde meterse. Ni a Rober ni a mí nos gustaban un pelo...

Por suerte hay esperanza. Un grandísimo y joven amigo me confesaba hace unas horas que al obtener su título de periodismo se acordó de mí... Le devuelvo como agradecimiento una estrofa de una canción de Coque Malla que compartió conmigo. Grábatela a fuego, compañero. La información es un derecho de los lectores y para los periodistas, una obligación:

«Llévate los gritos de los hombres sin espíritu, ni corazón. 
Llévate los grandes titulares, los desastres y la superstición. 
Llévate también las sonrisas congeladas y el abrazo del traidor.»

Os leo.

3 comentarios:

GRING dijo...

¡Me quito el sombrero, maestro!

Anónimo dijo...

Entré en tu blog esperando encontrar algo interesante, pero encuentro más que teorías y argumentos propios de la alonsada. Pérdida de tiempo por mi parte, a seguir sufriendo una lastima que el buen hacer de un pilotazo como Alonso haya provocado el surgimiento de su lamentable fanaticada, los mal llamados alonsistas. Los de verdad son otra cosa

Anónimo dijo...

Sin un gilipollas la fiesta no está completa. Josete, que les vayan dando ;)