lunes, 1 de febrero de 2016

The host of Seraphim


La actitud profundamente esquizofrénica que lo mismo postula en la actualidad, que Ferrari está por encima de sus pilotos que convierte a Michael Schumacher en sinónimo de Maranello, lleva a este viejo tifoso a que sentirse inquieto ante la posibilidad de que tan pesada losa pueda suponer un palo en las ruedas de la nueva andadura de la rossa.

No hace mucho alababa la postura cauta que habían adoptado Arrivabene y Vettel ante las altas expectativas enarboladas por Sergio Marchionne para 2016, y hace menos, recordaba aquí mismo, que la leyenda de La Scuderia se había forjado más en las derrotas que en las victorias en Fórmula 1 y otras disciplinas del motorsport, y que se debía a Luca Cordero di Montezemolo la indisoluble alianza entre la rossa y lo más alto del podio... 

Pero los tiempos han cambiado lo suficiente como para que resulte imposible establecer paralelismos con etapas pasadas —mucho menos con la vivida por el Kaiser vestido de rojo—, y me parecía interesante reflexionar esta noche sobre si es pertinente o no, que el entorno mediático de Ferrari insista una y otra vez en aumentar la presión sobre la escudería italiana, recordando un tiempo que por mucho que nos empeñemos, no ha de volver.

Independientemente de que serían necesarios varios milagros concatenados para que coincidieran en el tiempo necesidades del deporte como las que ayudó a resolver la de Il Cavallino Rampante a finales de la década de los noventa del siglo pasado y comienzos de la siguiente, con astros del calibre de Jean Todt, Rory Byrne y Ross Brawn, obviamente junto a un indiscutible piloto de raza como Michael Schumacher y un segundo natural como Rubens Barrichello, aquello y esto, no se parecen en nada.

No sé si me seguís, pero me parece tremendamente injusto y contraproducente que la prensa italiana y sus adláteres, fundamentalmente, continúen pregonando el retorno de una época dorada que como decía hace unas líneas, es imposible que vuelva.

Schumacher no era sólo Schumacher. Si Adrian Newey estuviera integrado en las filas de Maranello, a lo mejor me pensaría dos veces lo que estoy escribiendo, a pesar de que me seguirían faltando un director deportivo como Todt y un estratega como Brawn. 

Ferrari ha ganado peso político desde la limpia llevada a cabo por Marchionne a finales de 2014. Nadie con dos dedos de frente sería capaz de negarlo, aunque cabría preguntarse si ha sido suficiente como para contrarrestar el que tienen a día de hoy Mercedes AMG y Red Bull. No basta con afirmar que estás ahí, hay que demostrarlo, y mal que me pese decirlo, La Scuderia sigue ejerciendo de segundona en la parrilla.

Kimi Raikkonen se coronaba campeón del mundo en su primera intervención con la de Il Cavallino (2007). Fernando Alonso, estrenando el rosso en su indumentaria, únicamente fue capaz de ser segundo al final del campeonato 2010. Y Sebastian Vettel, por mucho que nos duela y le demos más vueltas a los números, ha quedado tercero en 2015...

2016 amanece diamantino sobre el papel, pero sólo lo parece. Schumacher aquí pinta bien poco. Maurizio tiene la obligación de concretar su propio proyecto y Sebastian, la de liderarlo siendo él mismo, sin comparaciones, sin retos ni lastres insoportables de llevar.

Bajo mi humilde punto de vista, ambos harían mal en creer que es posible emular una etapa de nuestro deporte que no tiene parangón, por circunstancias y oportunidades, aunque a lo mejor, si se dejan de escuchar cantos de sirenas, incluso lo consiguen y todo.

Os leo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tratándose de los personajes que todos conocemos, ya podemos esperar cualquier cosa. Es evidente que están convencidos de que somos todos gilip, y que comeremos ávidamente de sus manos lo que decidan ponernos.

Ahora se trata más de parecer que de ser, por eso es que temo que haya que tragar nuevamente carreras adulteradas que encumbren a Maranello. Hay mucho en juego.

Anónimo dijo...

Personalmente tampoco creo que Ferrari pueda emular tiempos pasado es por eso que cuando Alonso estuvo con la rossa tampoco lo veía capaz de lograr algo así, aun que pensé en alguno que otro título pero nunca sucedió.
Ahora que esta otro alemán dudo también que pueda tener un ciclo como el de Shumi, aun siendo un seguidor de Vettel, solo me queda esperar y ver.
Lo de carreras adulteras me cuesta un poco creerlas pero si hubiera ganado Alonso uno que otro titulo tampoco lo dudaría, siempre la rossa escoge buenos pilotos.

Saludos

OLO