domingo, 7 de febrero de 2016

Fan boost


Me crié viendo a mexicanos haciendo de sioux o apaches mescaleros. Algún caucásico también había entre las tribus hostiles al hombre blanco, para qué llevarnos a engaño, pero de lo que sin duda me harté bien, fue de ver a norteamericanos haciendo de griegos o romanos...

Las matinales de cine deberían estar contempladas como uno de nuestros más sagrados derechos constitucionales, de esos que se cumplen a rajatabla, vamos. Por una parte proporcionalmente pequeña de la paga semanal, se aprendía historia de aquella manera mientras la chavalería se acostumbraba a uno de los lenguajes más bellos que existen. También nos empapábamos de humor con Fernandel y Louis de Funès, nos fogueábamos en el noble arte de prestar unas perrillas a los amigos para que más tarde te las devolvieran, o no; y con un poco de suerte, los más avispados incluso sacábamos un doctorado en eso que se llama distinguir entre realidad y ficción.

Los cines estaban a rebosar entonces. Primero la misa, por supuesto, y luego a sumergirse en la mágica oscuridad para ver una de Maciste, de Hércules o Tarzán. O una de indios y vaqueros, o con suerte: la que no habíamos visto todavía de Fantomas.

Hoy me he levantado pronto, como de costumbre. Y bien temprano, la verdad, me he topado en Facebook con ese pedazo de persona y amiguete que es Fran Tortosa, Franky. Él iba a ver en diferido la carrera de Formula E que se celebró ayer en Buenos Aires. Me ha entrado el gusanillo, y al final, yo también la he visto a través del canal Teledeporte (TDT).

Como bien sabéis, no profeso la fe eléctrica aunque haciendo honor a la verdad, tengo que decir que la prueba argentina me ha entretenido. No lo esperaba. Pensaba matar un poco el rato pero al cabo, la remontada de Sébastien Buemi y el tú a tú protagonizado en las vueltas finales por el piloto suizo y Luca di Grassi en primera instancia, y después, con quien ha sido a la postre el vencedor de la carrera, Sam Bird, han ejercido de catalizador. Total, que he dejado de hacer lo que llevaba entre manos y me he visto los 20 últimos giros como si estuviera asistiendo a una carrera de F1 en Spa.

Pero también me he quedado con la copla —el runrún, que diría José Mota—, de que era la primera cita que retransmitía TDT aunque fuese la cuarta del calendario Formula E. A media mañana, ya liberado de mis quehaceres, me he molestado en indagar un poco y he comprobado que se sabía desde el viernes, aunque la mayoría de aficionados se dieron de bruces con tan vistoso acontecimiento practicamente ayer mismo...

Ni publicidad previa ni esas cosas que se suelen hacer para asegurar la audiencia, ni leches. La Formula E ha amanecido como caída del cielo en el canal deportivo de nuestra Corporación de Radio y Televisión Española, sumándose al espectáculo cuando éste ya estaba en marcha y a decir de los comentaristas encargados de la retransmisión, Nelsinho Piquet ha perdido las posibilidades de revalidar el título conseguido el año pasado, por estar en estos momentos a más de 50 puntos de la cabeza.

He recordado entonces a Alejandro Agag, el promotor del invento, haciendo compañía a Alain Prost en algunas secuencias de la retransmisión de la cita argentina, y sabiendo de sobra que es yerno de nuestro expresidente don José María Aznar, he sentido una convulsión en la fuerza.

No pretendo ser malpensado, pero a lo peor, en un escenario político como el que está viviendo España en estos momentos, alguien de RTVE ha decidido apretar el botón Fan boost para impulsar vete tú a saber qué y antes de que sea demasiado tarde, a pesar de que el ente público acumula 507 millones de Euros de pérdidas.

De ser cierto, tendría huevos la cosa de que con el tiempo que ha pasado desde que yo me forjara como ser humano en las matinales del Serantes y el Consa en Santurce, o el Java de Portugalete, los norteamericanos sigan haciendo de romanos y tal...

Os leo.

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