Red Bull STR7

Con la práctica totalidad del estamento técnico fuera de combate gracias a que el año que viene se prevén mejoras de rendimiento en los monoplazas, a pesar de que los escapes van a ir por lo alto y el morro reduce su altura, conviene comenzar a tirarse a la piscina por salpimentar este tedioso final de temporada.

Y digo yo, ¿qué sería del coño mundo de la F1 si no hubiese paradojas, umbrales inaccesibles, simples roturas de la norma, ecuaciones inacabadas o incluso conjeturas? Pues una castaña, para qué vamos a engañarnos, porque lo divertido de vivir la vida ésta, está, precisamente, en llevar la un poco la contraria, en ir un mucho contracorriente, y en elucubrar a todas horas como si fuésemos expertos y no diletantes, que en el fondo es lo que somos todos: legos, profanos y supuestamente entendidos.

A ver. Estando el precio del pescado técnico como está de caro, habría que ser un loco para ofuscarse en decir lo contrario, porque llevo dicho una infinidad de veces que así no hay manera de aclararse de algo, ya que entre tanto secretismo y verdades que lo son a medias cuando no señuelos, lo normal es que vayamos dando palos de ciego, cada uno en su correspondiente estatura.

Pero no me distraigo. Como Aznar hablaba catalán en la intimidad, yo dibujo ideas con el dedo en el viento, y hete aquí que con testigos llevo barruntando desde este verano pasado, que el diseño de los Toro Rosso podría tener demasiado que ver con las exigencias a las que habrá de enfrentarse Red Bull el año que viene.

El asunto no es nuevo. Toro Rosso es filial de la austriaca en lo de los pilotos y no veo por qué no habría de serlo también en lo otro, cuando hasta hace poco también ha servido para probar cositas del hermano mayor. A fin y a cuentas nada impide, normativamente hablando, que la secuela arrime el hombro desde la sombra a quien sostiene y paga los emolumentos de todo el equipo, en los talleres, en los tableros de dibujo, y por supuesto sobre la pista. Llegado el caso, presupongo, que si yo fuese Newey, que obviamente no lo soy, ni de lejos, buscaría un cauce sobre el que explorar alternativas para el 2012 sin que se notara demasiado, y lo más a mano posible.

Bien. No podemos negar que Toro Rosso interpretaría este papel de cine. De tapadillo media temporada, podría servir de plataforma B durante el resto de sesión, y aquí que entra el pasado G.P. de Corea y el STR6 que se desata la melena para sorpresa de profundos, pasotas y descreídos... Fon apunta al uso de los escapes sopladores made in casa madre para dar respuesta al enigma coreano (que lo fue, ¡vive Dios!), pero eso pasaría porque el RS27 de Renault y el Type 056 de Ferrari fuesen sintónicos —similares en rendimiento y prestaciones, vaya, pues en estas cosas es el mapa motor quien manda y no la posicion de salida de los tubos de escape—. Así que me decanto por enfatizar mi propuesta loca, que pasaría inexcusablemente por sospechar que Red Bull ha podido estar utilizando el STR6 de cara a la sesión venidera, tal vez, explorando la obtención de mayor flexibilidad en el fondo plano, ya que a fin y a cuentas, el Toro Rosso es el vehículo que mayor superficie libre ofrece de toda la parrilla.

Reconozco que esto sólo lo puede entender un tipo de letras de las buenas (juré que no lo haría, pero comprended que esta vez resultaba imposible cumplir mi promesa), o en su caso tipos como Planck, Feynman, Von Newman, Nash, Poincare, Thorne, el propio Einstein o incluso Hawking, gente de mentalidad abierta que nunca mostró temor a errar con tal de que el camino abierto por ellos sirviera para que otros lo transitaran con mejor fortuna.

Salvando las distancias con esta panoplia de genios, humildemente me juego lo que que haga falta a que Red Bull, Mercedes, McLaren y Ferrari, ya están trabajando sobre la posibilidad de utilizar canales laterales sobre el fondo plano como los presentados en 2011 por una escudería chiquita como Toro Rosso. ¡Tendría narices que la piscina estuviera llena! ¡Ya os digo!