martes, 23 de agosto de 2011

Aqueos


Cosas de la vida. Te dan el libre albedrío para que lo gestiones a tu manera, y te encuentras en la coyuntura de tener que dejar a alguien en la estacada, por ejemplo. Te armas de valor y te pones a ello. Calibras que aunque por su bien, te llamará cabrón toda la vida mientras tú te pudres en el infierno, y tiras para adelante, asumiendo a regañadientes que Roma nunca ha pagado traidores y que la historia jamás ha entendido a los auténticos héroes que la escribieron de puño y letra, pero con sangre en vez de tinta.

O eso, o lo otro, como diría aquél. Total, que siempre estás a un paso de estar jodido, o lo estás del todo, y así, o te plantas sintiéndote un perfecto aqueo y arreas con lo que te echen, o dejas que los bárbaros te hagan las cuentas y te pongan los deberes para que no levantes cabeza, porque los mercados no entienden de épica ni de tradiciones, ni falta que les hace para mover el mundo.

No me lo toméis a mal. Vuelo en modo bajo porque no puedo hacerlo en alto, que ya quisiera. Ayer aparcaba mi otro blog porque mis días no disponen de suficientes horas ni mi vida da para tanto, y pienso, pienso, pienso, y me consumo pensando.

Casualidad o no, en esto mismo andaba y hace unas horas convocaba a Kimi por escrito y hoy lo veo retratado en multitud de sitios. Le echo de menos, ¡coño! Ésa textura irrepetible. Ése porte tan suyo. Ésas maneras de estar por encima de lo divino y lo humano. Ésa constatación marmórea de que es posible ser feliz sin cambiar de gesto. Ésa forma de comerse un mantecado en bermudas mientras afuera cae un diluvio, o dos, o tres... ¡Irrepetible! Si Kimi no existiera habría que inventarlo, siquiera para entender que estamos hechos de polvo de estrellas, como diría Sagan, para comprender que encontramos la felicidad precisamente buscándola, como diría Punset, para certificar que no tenemos arreglo, como dirían Sabina y el mismísimo sabio.

Habría que ser muy cabestro para no entender que la huída hacia adelante que protagonizó el finlandés errante, hace ya dos años, yéndose a los rallies como podía haberse ido a otro sitio, supuso un antes y un después en nuestro deporte, porque con él se nos iba por la puerta entreabierta, y definitivamente, la irreverencia más genuina, se nos evaporaban los buenos aires, se nos agotaba entre los dedos la independencia animal de quien se siente dueño de su destino y muestra ante el mundo que corre sencillamente porque le gusta hacerlo.

A Kimi habría que levantarle un monumento por lo que nos ha regalado. Por lo que ha supuesto de convulsión en el reino de lo políticamente correcto. Por haber tendido puentes con aquella época que algunos anhelamos todavía como bobos, en la que era posible que un piloto fuera mujeriego y bebedor a tiempo partido, fumador empedernido, incluso, mientras sobre la pista parecía conducir sobre raíles, como si el asfalto fuese vaselina y cada curva un trozo de tarta que llevarse a la boca. Como si fuera posible competir con el viento, o vencerlo, o incluso dormirse en el intento.

Tanto da que Kimi nos haya dejado, porque en el fondo su estela permanece aunque haya quien como el hijo de Gilles diga ahora que no se merecía el título que logró en 2007. ¡Demontre, hay tantos que no se merecían lo que obtuvieron, que la lista sería interminable! Pero en eso consiste precisamente la vida, ¿no?, en estar donde hay que estar por si ocurre que sucede la oportunidad única que te eleva al Olimpo o te sepulta en el reino de Hades. Iceman supo sacar provecho de aquel lance, y sólo cabe felicitarse por ello.

Era lo que era, y como tal lo acepto, lo he aceptado siempre, creo. Veloz sobre un McLaren o un Ferrari, su velocidad era su sinónimo ajustado a guante, a horma, su esquema, su anagrama. Su Kimi sobre Kimi grabado, su Kimi evanescente sobre agua, su Kimi radiante sobre asfalto seco. Siempre Kimi, Kimi, Kimi... hasta que decidió dejarnos.

Al diablo se le ocurre lo que se le ocurrió cuando se le cruzó por la mente que ya había cumplido su propósito en el universo de Bernie. Pero admitamos que sólo a él se le podía ocurrir tamaña hazaña, y que ésta es incomprensible para los que sólo saben de amortizar esfuerzos.

Miro y no encuentro. Sigo esperando a Kimi.

O eres aqueo y te enfrentas a la vida, mientras te llaman cabrón y te consumas en el infierno, lo dicho, o te preparas para que un bárbaro te diga cómo has de vivirla, así de sencillo. Y el caso es que aunque venido del norte más norte, Kimi no era bárbaro sino aqueo. Noble, nítido y frágil, vulnerable, y tal vez por ello, el más fuerte...

5 comentarios:

Luis Alaiz dijo...

Estoy contigo Kimi es irrepetible, y como tu dices sino existiera habría que inventario. Yo me quedo con la imagen del GP de Mónaco, avería en el monoplaza y a los 20 minutos està en un yate tomando champagne en una piscina con un par de modelos. La respuesta para todo esto la dió el mismo "Las carreras son para divertirse".Solo alguien como Kimi podría hacer y decir algo así.Ojalá vuelva....Un abrazo.

Anónimo dijo...

Qué grande Kimi. Me alegro de que le dediques un artículo, especialmente ahora que creo que ni él mismo sabe a dónde dirigirá su talento la próxima temporada. Espero que siga con el Mundial de Rallies, le veo más constante este año, pero la falta de presupuesto de su equipo hace que todo parezca un mero pasatiempo del finlandés, y no creo que sea ésa su intención...

En todo caso, es el último piloto que mantiene vivo el espíritu de James Hunt y demás, cuando los pilotos eran hombres, no niños, y unos auténticos vividores y playboys, cuando llevaban una vida de estrellas del rock... Es algo que a veces se echa de menos, algo más de... personalidad y carácter.

Mr. Rouge

csm dijo...

Caramba! es que no puede uno faltar unos días. ¡¡Felcidades y tironazo de orejas por el cumple!!, lo que ocurre que en vez de hacerte nosotros un regalo, nos has hecho tú un regalazo con esta entrada ¡Gracias!
lo del otro blog... pues da un poco de tristeza, lo echaremos de menos. Seguro que tendrás ya en mente otros proyectos.¡Que no paras!
Vamos con Kimi: Me parece épico, el escrito y el personaje
¡Enhorabuena! Estabas inspirado.
Me viene a la cabeza la anécdota del pasao GP de Mónaco: Kimi y su grupo de música se disponían a entrar a la discoteca de Briatore. Los vigilantes de la puerta no le conocieron (iba con su "disfraz" de grunge") y no les dejaron pasar. Y ahí quedó todo, se dio la media vuelta y se marchó. Sin estrridencias, sin tirar de "currículum"...
La verdad, como piloto podría haber sido mucho más grande si le hubiera dado la gana. Pero no quiso, así de simple. Los entresijos de la política y los "business" no eran para él.

Como persona me parecía un tipo indolente, neutro. Ahora, desde la perspectiva actual, me hace gracia: su aplomo, su descaro, lo escueto de sus palabras, de sus decisiones. Tajante, firme, pasota...no le veo "aqueo" ni bárbaro, le veo así, como es...Kimi.
Un besote fuerte

J-CAR dijo...

“…o te plantas sintiéndote un perfecto aqueo y arreas con lo que te echen, o dejas que los bárbaros te hagan las cuentas y te pongan los deberes para que no levantes cabeza, porque los mercados no entienden de épica ni de tradiciones…” Ya aquellos viejos espartanos de los 300, capaces de cualquier épica para mantener puras sus tradiciones y su independencia, prohibieron el uso de moneda pues vieron que esas pequeñas piezas de metal acabarían convirtiéndose en eslabones de una cadena. Ni el más rico mercader foráneo podría corromper su esencia. Y los espartanos mercaderes, periecos, por bien que les fuera, solo podrían ejercer ese poder fuera de Esparta, nunca frente a uno de sus hermanos homoioi.
¡Genio y figura! Con Kimi se hace patente que “el carácter es el destino.” Para algunos no mereció el título de 2007 y para otros además mereció los de 2003 y 2005, pero este no es un deporte individual ni tampoco de méritos. Si merece un monumento que se lo hagan es Spa.
¡Felicidades al anfitrión y gracias por la fiesta!

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Buenas y retrasadas tardes ;P

Luis ;) Tenía más salud mental que toda la parrilla junta XDDDD Se acababa el trabajo y lo aparcaba como quien se quita un sombrero, y a otra cosa mariposa XDDDD Sí, ¡ojalá vuelva! ;)

Mr. Rouge ;) En cierto modo le comprendo. El WRC no es la F1 y parece un pez un poco fuera del agua. Y bien cierto que es el último ejemplar de aquella estirpe de tipos que corrían porque les gustaba y se dejaban de pamplinas. Al límite siempre, en todo ;)

Concha ;) No te preocupes, ya te he borrado de la lista negra XDDDDDD AK necesitaba otro tipo de alimento del que puedo darle, pero de todas formas, atenta a comienzos de diciembre, alrededor del puente de La Constitución ;)

En cuanto a Kimi, me refería a él como Aqueo porque es germinativo aunque parezca un paniaguado, capaz de tumbar murallas aunque no entre en la ciudad, capaz de hacer volar a otros para quedarse mirando desde el suelo, de ese tipo de personas a las que conviene mirar al trasluz o de reojo para observarlos en toda su intensidad, con todos sus matices, porque como los mires de frente, sus miserias los ensombrecerán sin remisión.

Hubo una entrada en la que le llamé querubín, y Kimi tiene mucho de ángel caído que aún conserva sus alas intactas ;)

J-Car ;) El carácter es el destino… Y el peor enemigo lo llevamos dentro, apuntaría yo ;) Pero a Kimi se le echa de menos, y ese es el quid que me anima a seguir buscando la belleza mientras lloramos la que se nos fue de las manos. No todo está perdido, porque probamos el néctar y aún recordamos su aroma y sabor. Y desde luego Spa sería el sitio idóneo para esa estatua, y el momento a retratar, tal vez cuando fue asaltado por Hamilton y recordó que también llevaba sangre vikinga en las venas ;)

Un abrazote

Jose